El Rey, solo

POLI Y LAS NAVAJAS

Viene el día torcido, con Poli Díaz en el hospital, magullado por los golpes de una vendetta, malherido de navaja. La cheira es arma de pobres, a los que no les alcanza para pistola. De pobres y de drogatas, que dicen que Poli no se ha quitado todavía del recuerdo de su descenso a los infiernos de la droga, del lumpen, del frío en las venas. Hieren a Poli y se viene toda una época de golpe, aquellos finales de los 80, porque luego se presentó el declive, cuando la derrota ante Whitaker, en el verano del 91. Perdida la corona, huyeron los amigos de ocasión, y los ricos que iban a los combates para ver al Potro de Vallecas, animados por aquel Sarasola de los tiempos del felipismp y la jet. Poli era el chico que hablaba con espasmos porque tenía todo el sistema nervioso orientado al golpe, al upercoat, al gancho. Salió de pobre un rato, para volver a las tapias, que ahora estaban ocupadas por el mercado del caballo. A Poli siempre se le ha querido en España, que es un país que gusta de las historias de pobres con éxito. Las disfruta tanto como las caídas. Y Polí sigue cayendo, y es noticia, por golpes y por navajas. Una lástima.


MÉNDEZ ESTÁ TOCHO

Segunda huelga contra Rajoy, su gobierno de ministros de perfil, y su política de recortes. El paro es escaso. La geografía de los brazos caídos coincide con los sectores en los que el sindicalismo es fuerte: la industria, sobre todo. En los servicios se trabaja cuando no están los piquetes. Cuando llegan se soporta con resignación su estilo de matones, su satisfecha impunidad. Saben que no pasa nada, y ejercen por un día el dominio de la calle. La ley del más fuerte. Otra cosa son las manifestaciones de la tarde/noche. Los indignados salen, no a apoyar a Tocho y Méndez, sino a quejarse del recorte del suelo, de la pérdida de las pagas de Navidad, de la subida de impuestos, de todo. Los telediarios están llenos de imágenes de violencia, de conexiones interrumpidas por energúmenos que se cuelan en las pantallas. Mal clima, pérfido ambiente. A la desolación de la crisis se suma el desánimo que propagan estos paros que no sirven para nada, más que para que Méndez y Tocho saquen el músculo a pasear y amenacen con subir el pistón de los paros.

MEMORIA DE AZNAR

Mientras en otros países los ex presidentes asumen tareas de Estado, en asuntos sociales o política exterior, en España están para ocupar sillas en los consejos de administración, hacer relaciones públicas muy bien remuneradas, tener amistades con las grandes fortunas, o escribir libros de memorias. Aznar vuelve este otoño con unas memorias que ya circulan en algunos avances. De los cientos de páginas del libro los expertos del marketing han elegido aquel momento del verano del 2003 en el que puso el dedo sobre Rajoy y le nombró heredero, sin saber que habría muy poco que heredar, gracias al terror del 11 de marzo. Es curioso que Aznar hable de aquella entrega de poderes, y que los implicados en su memoria sean dos que ahora no pueden contestar: Rato porque está envuelto en el caso de Bankia y a un mes de pasar por los tribunales para testificar, y Rajoy porque como presidente del gobierno no debe entrar en detalles. Aznar confiesa que no habla con Rajoy, que este nunca le llama. Rajoy tampoco habla con Rato, y no marcó su teléfono ni siquiera cuando era director del Fondo Monetario Internacional. En la memoria de Aznar sorprende ahora que Rato quisiera ser el elegido. Le había ofrecido dos veces el puesto, y dos veces lo negó Rodrigo. No hubo tercera. La escena tiene unos tintes bíblicos evidentes.

LA BURBUJA DE COSPEDAL

Dolores se ha ido a la cava, para salvar el cava. Dolores es Cospedal, dama castellana que hace campaña en Cataluña, donde hay mucho hijo de emigrantes de la meseta, que quizá tengan la tentación de borrar sus orígenes con un voto nacionalista, y por tanto aventurero. Los productores de la burbuja están acogotados, inquietos con una campaña navideña en la que van a sufrir, porque el personal va a mirar la etiqueta, y porque cada vez se hacen más espumosos en La Mancha, o en Castellón. Al productor del cava, ese que contrataba a la nieta de Heminghway o a Liza Minelli, ese industrial acostumbrado a coger el portante y presentarse en Madrid o en Sevilla con el catálogo de los vinos, la patria le parece una cosa buena para poner en la etiqueta, pero nada más. El dinero no tiene color ni bandera, y el euro les abrió los mercados europeos, las tiendas británicas, y ahora las de la Europa del Este, donde compiten con alguna ventaja con los bodegueros franceses y con los productores del prosecco italiano, un brebaje espantoso que en Italia gusta, tan solo porque lo hacen ellos. Los del cava de Sant Sadurní están contentos con el gesto de Cospedal, con cualquier gesto que mitigue la ruina, y rezan a santa burbuja para que el domingo que viene la cosa salga equilibrada, es decir sin mayoría absoluta.

EL REY, SOLO

Vuelve el Rey a Cádiz, donde la Constitución, en estos tiempos en los que todo está en crisis. Regresa y anuncia que tiene que pasar por el taller, para que le hagan una reparación de cadera, que es de lo que se le ve peor. El Rey se afana estos días por vender lo español, pero se le nota cansado, agotado, averiado, como a la patria. Charlo un buen rato con alguien que le conoce muy bien, y me dice que el Rey está triste, triste y solo. No entiendo lo de la soledad, y me lo explica: “ha pasado los dos últimos puentes, el de Todos los Santos y el de la Almudena, solo. Ha comido solo, y llama a sus amigos a la una de la tarde, a las dos de la tarde, para ver si le quieren acompañar en la comida. No recurre a sus ayudantes, porque saben que para ellos es una faena porque tienen que guardar las formas. Al Rey le va lo de comer con alguien que le pueda tratar con familiaridad, y con quien se pueda reír un rato. Y eso hace tiempo que no lo tiene. Por no contarte que apenas ve al resto de la familia, y eso que a algunos los tiene bien cerca. Pero los escasos metros que separan el Palacio de la casa del príncipe parecen una distancia demasiado grande. Y a la Reina le ocurre lo mismo. El día de su cumpleaños también comió sola.”


SE VA MILIKI

Se van los payasos en este país que ha dejado de reír. Los hombres son producto de su época, y Miliki triunfó en aquella España en la que había ilusión e incluso una cierta ingenuidad, un país que sentaba a los niños por la tarde ante el televisor, sin que hiciera falta un horario infantil como el que decretó Teresa Fernández de la Vega. Y los niños reían la aventura de los payasos, y los mayores también, y fue tanto que cuando se fue Fofó se paró el país. Despiden las radios a Miliki, desfilan cuarentones que echaron los dientes con aquellos programas de televisión, y aquellas canciones, y aquel empezar el programa con el “¿cómo están ustedes?”Se va Miliki para decirnos dónde dejamos la risa. Ya no somos un país con sentido del humor, que se entrega con inocencia a la payasada. Tuvo además Miliki una capacidad empresarial para el espectáculo que convirtió a su familia en una referencia, y que permitió animar el sector del entretenimiento. Algunas peleas de clan le amargaron la vejez. Se va en domingo, que es el día en el que no descansan los clown.

ARTUR MAS, MENGUANTE

Lo de Mas se queda en menos. Las encuestas del domingo han confirmado la impresión de los sociólogos: Mas no ha hecho una buena campaña, no ha dosificado bien los mensajes. Los catalanes se enfrentan el domingo a una elección difícil. Todo cambió el día que la Unión Europea dijo desde Bruselas que el precio de la nación es muy alto, tanto que es imposible de pagar en este momento. Unas cartas y cuatro declaraciones sirvieron para desmontar la aventura de Mas, y para poner a los electores ante la certeza de un país nuevo pero disminuido, empobrecido, marginal. Mas no ha sido capaz de espantar ese horizonte, y menos cuando de forma oportuna y oportunista, se han puesto en circulación los informes sobre sus cuentas en Suiza, verdadera patria en cuyos bancos se guardan los sueños de tantos calculadores.
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