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De recorte en recorte hasta la solución final

Después de la aprobación de los Presupuestos de la Comunidad de Madrid para 2012, con recortes en casi todas las consejerías y un adelanto del adelgazamiento del número de profesores y un incremento del número de alumnos por aula, se supo que el déficit de la Comunidad de Madrid no era el que servía para presumir a su presidenta, Esperanza Aguirre, de que en este campo iba por delante de otras comunidades autónomas.
Más tarde, el Gobierno presidido por Mariano Rajoy, el que decía que la prima de riesgo subía porque el que mandaba era José Luis Rodríguez Zapatero, puso deberes a los gobiernos regionales para que nos apretásemos más el cinturón, y el de la Comunidad de Madrid, después de muchos dimes y diretes entre algunos consejeros, aprobó su proyecto de Ley de Modificación de los ya aprobados Presupuestos de 2012.

El ajuste se llama más de mil millones menos de los previstos para gastar en 2012. Se pretende rebajar el sueldo de los empleados públicos, ¿otras vez?, y el de los cargos públicos y también el de los diputados de la Asamblea de Madrid. Además, el Gobierno regional subirá muchas tasas y creará otras nuevas. Habrá que pagar por apuntarse a una bolsa de empleo y por pedir una nueva tarjeta sanitaria, si se pierde la antigua. Y por muchas más cosas.

Este asunto fue debatido en el Pleno de la Cámara regional celebrado a mediados de junio. Todos los portavoces parlamentarios preguntaron a Aguirre por este proyecto que contiene más recortes, y sólo el del PP, Iñigo Henríquez de Luna, se mostró comprensivo con el Gobierno de Aguirre.

Lo justificó todo y dijo que hay que hacer lo que hay que hacer para salvar la situación. El portavoz de UPyD, Luis de Velasco, preguntó directamente a la mandataria madrileña si ésta será la última modificación presupuestaria. Aguirre no dijo nada especial aunque señaló que todo es posible y nada es descartable en estos tiempos de mucha crisis y un paro que supera el medio millón de personas.

El portavoz de IU, Gregorio Gordo, acusó al Gobierno regional de tener poco interés por el futuro de los desempleados y de reducir en más de 200 millones de euros la partida dedicada a las políticas activas de empleo. Aguirre dijo que los cursos de formación de generan empleo y acusó a la coalición de querer crear sólo puestos de funcionarios y empleo para asesores de políticos.

No estuvo muy afortunada al hablar de los colocados a dedos, ya que este mal lo padecen todos los partidos gobernantes. El portavoz del PSM, Tomás Gómez, dio mucha caña y se centró en los recortes sanitarios. Se refirió en concreto al abandono de los pacientes con cáncer y Sida y acusó a la Comunidad de Madrid de dejar desasistidos estos servicios sanitarios. Aguirre lo negó todo y aseguró que ese tipo de pacientes no será abandonado por la sanidad pública. Palabras duras en materias muy sensibles. Si es cierto lo que dice Gómez, a por ellos.

Pero si sólo forma parte de la estrategia del todo vale contra Aguirre, similar a la que puso en marcha el PP contra Zapatero, hay que pedir prudencia porque no se debe añadir al dolor de la enfermedad, el de la duda y la incertidumbre.
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