www.cronicamadrid.com

Los descartes de Aguirre

jueves 02 de octubre de 2014, 12:47h

28/06/2011.- Los resultados del 22-M me llevaron a pensar en lo que debía y podía pasar tras el nuevo triunfo del PP con Esperanza Aguirre a la cabeza; la debacle del PSOE encabezado por Tomás Gómez; el aceptable balance que podía presentar IU con Gregorio Gordo; y la más que agradable sorpresa que se habían llevado los neófitos de UPyD con Luís......Parte de lo que podía pasar ya está pasando y parte de lo que debía pasar no va a pasar, por lo menos a corto plazo.

Entre los populares Aguirre debía y podía cambiar su gobierno y ya lo ha hecho mostrando una vez más su fuerte carácter, su independencia respecto a la Ejecutiva nacional, y su voluntad de premiar a los que considera más suyos. Cuando publiqué el artículo en el que mencionaba los posibles cambios aposté por lo siguiente: el vicepresidente González seguiría en su puesto y si cabe con más poder; el consejero de Presidencia e Interior sería recompensando por sus servicios pero podía estar fuera del Gabinete ya que todo indicaba que se le había ofrecido ser el portavoz en la Asamblea regional, un puesto en el Senado y mantenerse como secretario general del partido, incluso algunos le colocaban en una cartera de Economía desgajada de Hacienda; y de los tres grandes, el que perdía en todas las quinielas era el que ostentaba estas dos últimas consejerías en los últimos cuatro años: Antonio Beteta había rechazado ser el candidato del PP en Las Rozas, había rechazado ser el presidente de la Asamblea sustituyendo a Elvira Rodríguez y sólo la posibilidad de un futuro puesto en el hipotético y descontado gabinete de Mariano Rajoy le mantendría junto a Aguirre durante unos meses. Otra persona también parecía destinada a subir en el escalafón: Lucía Figar, a la que desde el entorno de la FAES que comanda José María Aznar la situaban incluso en una segunda vicepresidencia de carácter social. Del resto, unos entraban y otros salían sin que por ellos se alterara el equilibrio básico del equipo de fieles de la presidenta, o lo que es lo mismo: notable influencia de González, influencia subiendo de Fernández Lasquetti ( otra vez FAES y Aznar ) y la alargada, eficaz y atenta sombra de Isabel Gallego, capaz de vender la misma exclusiva cien veces, a cien personas distintas en el mismo minuto, con una sonrisa y sin que nadie se enfade.

Dos largas conversaciones posteriores con personas que permanecen en sus puestos tras el cambio me reafirmaron en que Aguirre iba a actuar con rapidez tras su toma de posesión, en que las dudas sobre la permanencia de Ignacio González eran infundadas por más que se le quisiera "desterrar" al Canal de Isabel II; en que las expectativas sobre Figar respondían más a deseos familiares y de futuro que a la realidad del 2011, y que los dos rivales del vicepresidente durante los últimos cuatro años y a la vez rivales entre sí, Granados y Beteta, habían perdido el pulso. Las dos grandes sorpresas, las de Regina Pañiol y las de Percibal Manglano sólo las conocía Esperanza Aguirre.

Las opiniones dentro del PP nacional y madrileño respecto a esos nombres coinciden en la alabanza de la primera, sin matices y de forma unánime, y entran en la polémica respecto al segundo. Están los que creen que es demasiada responsabilidad para alguien que aún no ha desempeñado cargos de ese nivel en momentos de crisis como el actual; y están los que apuestan de forma decidida por sus virtudes y su conocimiento de la economía internacional, insistiendo en que la etapa de Antonio Beteta ha estado marcada por los recortes y que, ahora, si la Comunidad de Madrid quiere crecer tendrá que postra por la economía real más que por el control de los Presupuestos y del gasto, sin que ello quiera decir que se vaya a tirar la casa de la inversión por la ventana, ni muchísimo menos. En estos días en los que una radiante María Dolores Cospedal se ha paseado por Toledo luciendo mantilla y peineta tras tomar posesión de la ansiada presidencia de Castilla la Mancha, mucho creen que el escaparte o la probeta de las futuras políticas de Mariano Rajoy si llega a La Moncloa estará en esa Comunidad, tal vez dejándose llevar por el doble cargo que ostenta la también secretaria general del PP. Se olvidan de que el auténtico laboratorio de los populares lleva años funcionando en la Comunidad madrileña y que la mayoría de los ensayos realizados con éxito y de cara a un gobierno nacional se deben a Esperanza Aguirre.

La presidenta, o "la jefa" como la llaman los más cercanos, ha ido poniendo sobre la mesa sus ideas liberales y confrontándolas con las de José Luís Rodríguez Zapatero durante los últimos siete años. Sin prisas y sin pausas ha ido poniendo una frente a otra tal vez por sentirse ella misma la auténtica antagonista del líder socialista al estar su partido y su presidente en la oposición. Así ha sido y así va a seguir hasta que unas elecciones generales coloquen a Rajoy al frente del gobierno de la nación - que es lo más probable a la vista de las últimas citas con las urnas y el agravamiento de la crisis económica - o lo mantengan en la oposición.

A Esperanza Aguirre, lo mismo que al alcalde Gallardón, les vendría muy bien un triunfo nacional del PP con su consiguiente gobierno. Sus políticas y sus necesidades se verían apoyadas desde La Moncloa, al igual que desde otras doce o trece Comunidades autónomas y la mayoría de los gran des Ayuntamientos de España. Ese parece que va ser el futuro inmediato de nuestro país salvo que ocurra una gran sorpresa que algunos se atreven a calificar de milagrosa si así sucediera y fuera Alfredo Pérez Rubalcaba el sucesor de Rodríguez Zapatero. En estos meses, cuatro o nueve, la Comunidad madrileña va a seguir siendo el gran escenario de la mejor de las representaciones operísticas de la derecha española del siglo XXI, y Esperanza su "prima donna".




otras opiniones
>>