El Museo de la Ciudad analiza la búsqueda de un lenguaje propio en la fotografía de posguerra
24/2/2011.- Expone 104 fotografías de la revista 'Sombras' que retratan la década de 1944-1954.
jueves 02 de octubre de 2014, 12:47h
El Museo de la Ciudad de Madrid expone un centenar de imágenes reproducidas por la revista 'Sombras' que retratan la sociedad española entre 1944 y 1954, y que representan el gusto e interés de la fotografía española de creación de aquellos años: un amplio repertorio de bodegones, retratos de tipos --mujeres, ancianos, niños--, paisajes rurales, escenas urbanas de corte social y fotografías de autor de excepcional interés.
Así, en muchas de las instantáneas recogidas en 'Sombras. Revista fotográfica española 1944-1954' se pueden apreciar composiciones y perspectivas atrevidas e inusuales, configurándose así un panorama variado y peculiar de la fotografía publicada durante esas décadas.
La exposición ha sido presentada por la directora general de Archivos Museos y Bibliotecas del Ayuntamiento, Belén Martínez Díaz, y la comisaria, Mónica Caravias, y ha sido posible gracias a la colaboración del Ateneo de Madrid, la Real Sociedad Fotográfica y la Hemeroteca Municipal de Madrid, instituciones propietarias de las fotografías.
La muestra podrá verse de martes a viernes de 9.30 a 20 horas, y los sábados y domingos de 10 a 14 horas. Los lunes y festivos permanecerá cerrada, y la entrada es gratuita.
La exposición está acompañada por un catálogo editado por Pentagraf, que recoge un estudio exhaustivo realizado por la comisaria, Mónica Carabias Álvaro, sobre la historia, desarrollo y peculiaridades de esta importante publicación fotográfica, la primera editada durante la posguerra y más de 200 imágenes publicadas en la misma a lo largo de sus diez años de existencia.
La revista 'Sombras' se convirtió en una plataforma para publicar y difundir el arte fotográfico, un espacio en el que tuvieron cabida los grandes oráculos del pictorialismo como José Ortiz Echagüe, algunos artífices de la primera vanguardia como A. Campañà y otros muchos desconocidos, auténticos pioneros de los nuevos horizontes a los que se dirigía la fotografía española.
Editada en Madrid entre 1944 y 1954, se trata de la primera publicación fotográfica de posguerra y la revista oficial de la Real Sociedad Fotográfica de Madrid, la segunda más antigua de Europa después de The Royal Photographic Society. Un proyecto editorial promovido por Domingo de Luis junto a un grupo de amigos sin grandes perspectivas de triunfo, pero con el empeño por crear "una publicación útil al profesional e indispensable al aficionado del arte de Daguerre".
Fue una revista con vocación mensual, periodicidad que a partir de 1951 y hasta el final de su publicación se vio alterada por las duras restricciones económicas por las que atravesaba el país.
Durante su edición, 'Sombras' mantuvo el firme propósito y la constante voluntad por actualizar la fotografía española al nivel de la extranjera, ya fuera a través de sus contenidos teóricos como por sus imágenes más representativas.
En su intento por difundir el conocimiento y fomentar la práctica fotográfica entre el aficionado y profesional implicó activamente al sector profesional que, asimismo, posibilitó su permanencia en el mercado editorial.
Entre los más de cien de autores que publicaron en 'Sombras' figuran algunos de los artistas más destacados del panorama fotográfico español de aquellos años y representados en esta muestra José Ortiz Echagüe, Alfonso, José Tinoco, Pla Janini, Eduardo Susanna, Antoni Campañà, José Suárez, Emili Godes, Otho St. Clair Lloyd, Kaulak, el Marqués de Santa María del Villar.
Además, la publicación concedió extrema importancia a la imagen fotográfica publicada, con una cuidada edición en huecograbado, reflejo de su confianza en el valor e independencia de ésta, además del gusto e interés de la fotografía española de creación de aquellos años.
A lo largo la una década, 'Sombras' atravesó por varias etapas y directores que tuvieron en común el deseo de elevar el nivel de la fotografía española y, en general, del aficionado. De esta manera, se convirtió en "un termómetro muy eficaz con el que evaluar el estado crítico por el que atravesaba la infraestructura fotográfica española, pero también para retratar tímidamente las aspiraciones de muchos aficionados por alcanzar nuevos horizontes fotográficos".