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Gestión de la volatilidad

Antonio Castilla

jueves 02 de octubre de 2014, 12:47h

Existen dos formas de medir la volatilidad, histórica (ex post) e implícita (ex ante, recoge expectativas). El instrumento más utilizado para gestionar volatilidad son las opciones, para ello se aísla el riesgo de volatilidad, cubriendo el riesgo de mercado y de tipos de interés. Además podemos realizar apuestas directas a través de variance swaps (son opciones sobre vola) y futuros sobre volatilidad.

 

En el corto plazo la volatilidad se ve influenciada por la incertidumbre (noticias, resultados, etc) y la evolución del mercado, de forma que ante una bajada de mercado suele venir acompañada de un aumento de volatilidad y viceversa. En el largo plazo son los factores fundamentales los que alteran su comportamiento. La volatilidad de los índices varía en función del comportamiento de los componentes macroeconómicos. Media implícita entre 15-30.

Los fondos que mejor han aprovechado los altos entornos volátiles han sido los que gestionan con opciones y utilizan una estrategia de reversión a la media.

Los fondos Amundi Volatility Euro y World Equities cuentan con dos motores de rentabilidad.

El primer motor consiste en una estrategia direccional de reversión a la media, que consiste en comprar o vender volatilidad de acuerdo a una tabla de indexación. Los gestores consideran que la volatilidad anual “normal” del índice debería estar en torno al 25; en este caso, el fondo permanecería neutral, para niveles superiores a 30 el fondo estaría vendido a la espera de que la volatilidad disminuya y por el contrario en niveles menores a 25 el fondo estaría comprado para beneficiarse de un incremento en la volatilidad.

El segundo motor de rentabilidad consiste en aprovecharse de los movimientos laterales de la volatilidad diarios; es decir, la volatilidad de la volatilidad. Incrementando o disminuyendo la Vega. Por ejemplo si la volatilidad implícita está en una banda de 30 a 35 el fondo estaría vendido pero el nivel de exposición lo ajustarían de acuerdo a los movimientos diarios; es decir, si cae de 34 a 31 reducirían la vega de –1 a –0,5.

 

En conclusión, los fondos de volatilidad se hacen imprescindibles para una cartera de inversión ya que nos permiten descorrelacionarnos de la evolución de los mercados y nos compensa las correcciones de que se puedan producir en nuestras carteras por la parte de Renta Variable.

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