
Cristiano Ronaldo, el perfeccionista
jueves 02 de octubre de 2014, 12:47h
Tal vez sea injusto el juicio exhaustivo que se hace de cada acción que protagoniza Cristiano Ronaldo en un campo de fútbol pero es la servidumbre de ser quien es. Un futbolista con unas fantásticas cualidades para destacar del resto pero con un afán de notoriedad también superior a la media. El Madrid ya sabía como era cuando le fichó y ahora le toca disfrutarlo con sus virtudes y sufrirle con sus errores. ¿Están a tiempo aún de pulirle y hacerle ver los errores que comete? Creo que, por lo menos, alguien debería hablar con él e intentarlo.
Uno de los principales problemas que, en mi opinión, tiene el luso es la ansiedad con la que juega. Me da la impresión que salta al campo con la necesidad de justificar constantemente el precio que pagaron por él y que es el mejor del mundo. El se defiende con el argumento de que es muy perfeccionista, una buena cualidad en cualquier orden de la vida, pero esa exigencia continua le lleva a cometer equivocaciones. Como la de quitarse la camiseta por meter un gol al Almería como si fuera la final de la Liga de Campeones, ganándose una absurda tarjeta amarilla. Una acción que sólo se entiende por la presión que llevaba dentro tras fallar el penalti.
He oído y leído en varias ocasiones a los que le conocen que Cristiano es uno de los mejores profesionales que han conocido. No lo dudo, pero es que ser un buen profesional no es sólo cuidarse en el aspecto físico y entrenar como el mejor. También lo es poner al grupo por encima de tus propios intereses y tener un comportamiento lo más intachable posible. Comprendo que no debe ser fácil aguantarse cuando los rivales le provocan, pero la solución, desde luego, no es dar una patada a un contrario ganándose la expulsión y privándole al equipo de su participación en el importante partido de Valencia. Lo único que consigue con estas reacciones es que los contrarios le busquen las cosquillas en el futuro. Ser una referencia mundial tiene sus cosas positivas pero también sus obligaciones y debe de estar preparado para ello. Quizá le podría pedir consejo a ese chico que está empezando y que se llama Raúl, y al que Pellegrini le tuvo calentando toda la segunda parte ante los almerienses para luego no sacarle al campo.