Fueron años de incertidumbre sobre lo que podía venir si caía el bipartidismo, pero diez años después del primer asalto a los cielos de Podemos y Ciudadanos, lo que ha vuelto es el bipartidismo en su vieja versión: a repartirse el poder y sus beneficios con ayuda de las grandes empresas del Ibex.
El único beneficiado de todas estas tramas de corrupción, desde la de Abalos-Cewrdán, a la de Cristóbal Montoro, en estos momentos, va a ser la ultraderecha, Vox, ya que el ciudadano de a pie que cumple con sus deberes ante Hacienda, que trabaja de sol a sol y que ve por la televisión toda la mierda de los políticos, ya no tiene donde agarrarse por más que el partido que fundó Pablo iglesias quiera recuperar el terreno perdido con su alianza con uno de los partidos corruptos.
No va a ser ni Trump, ni mucho menos Ayuso o Abascal, los que van a provocar que, como en Italia, pueda acceder a La Moncloa un gobierno ultraderechista, sino los dirigentes del PSOE y del PP que son incapaces de c controlar la corrupción al mismo tiempo que funden a impuestos y multas a los ciudadanos. Que son incapaces, digo, por no insinuar que lo permiten m incluso incitan a sus ministros a hacerlo.
Lo único bueno, si es que así puede llamarse, es que con las peleas a muerte que provoca el asalto a La Moncloa de unos y otros, la mierda acaba por salir a la superficie y algunos, seguramente los más pringados, acaban por pagar algo ante la Justicia. ¿Lawfare?,
si, pero solamente como un instrumento de sus luchas bipartidistas.