Los cinco militares fallecidos tenían edades de entre 25 y 44 años y experiencia en misiones internacionales

Los dos militares heridos graves en la explosión continúan en vigilancia intensiva. El funeral en espera de la autopsia de los cinco fallecidos

jueves 02 de octubre de 2014, 12:47h
Los dos infantes de marina que ayer resultaron heridos graves en la explosión accidental que provocó cinco muertos en la Academia de Ingenieros de Hoyo de Manzanares (Madrid) continúan ingresados en el Hospital militar Gómez Ulla en vigilancia intensiva, según ha explicado la ministra de Defensa, Carme Chacón.

En declaraciones a los medios en la sede de su Departamento, la ministra ha explicado que estos dos militares permanecen "constantemente tratados por profesionales militares médicos". Mientras tanto, el tercer herido, que sufrió lesiones de carácter leve, continúa en el mismo hospital ingresado en planta.

Chacón ha indicado que, durante la visita al Gómez Ulla, pudo hablar "tranquilamente" con este cabo de Infantería de Marina, quien "se encuentra bien a pesar del shock que tiene en relación a lo sucedido a sus compañeros". La ministra le trasladó personalmente "los ánimos y el cariño de todo el mundo" y le deseó su pronta recuperación.

EL FUNERAL POR LOS FALLECIDOS, A LA ESPERA DE LAS AUTOPSIAS

Mientras tanto, continúan realizándose las autopsias de los cuerpos de los cinco fallecidos --tres efectivos del Ejército de Tierra y dos infantes de marina de la Armada--, que permanecen en el tanatorio de Colmenar Viejo (Madrid). Los cinco eran de nacionalidad española, tenían edades comprendidas entre los 25 y los 44 años y amplia experiencia en misiones internacionales.

Una vez culminen estos trabajos y el juez togado militar que dirige la investigación del accidente así lo determine, los cuerpos serán entregados a sus familias que, según han indicado fuentes de Defensa, serán quienes decidirán si se realiza un funeral conjunto.

Los cinco militares que fallecieron en la explosión ocurrida en la Academia de Ingenieros de Hoyo de Manzanares (Madrid) tenían nacionalidad española, edades comprendidas entre los 25 y los 44 años y experiencia en misiones internacionales, ya que todos habían participado en al menos dos operaciones en el exterior, han informado fuentes del Ministerio de Defensa.

Sus identidades son las siguientes:
  • Sergio Valdepeñas Martín Buitrago, sargento primero del Ejército de Tierra de la Brigada Acorazada XII de El Goloso, Madrid. Nacido en Madrid el 8 de enero de 1976. Soltero y sin hijos. Participó en las misiones internacionales de Afganistán, Líbano, Bosnia y Kosovo. Vivía en Parla (Madrid) y contaba con 17 años de servicio en las Fuerzas Armadas donde, según el Ministerio de Defensa, "siempre desarrolló su trabajo de forma ejemplar e intachable". Fue merecedor de dos medallas de la OTAN en la Antigua Yogoslavia, Medalla OTAN de los Balcanes, OTAN de ISAF y de Naciones Unidas en Líbano, donde participó como componente del Equipo de desactivación de explosivos en 2009. Estaba en posesión de la Cruz al Mérito Militar con distintivo Blanco y del premio 'Español Incógnito', otorgado por la Armada por conducta intachable.
  • Mario Hernández Mateo, sargento primero del Ejército de Tierra de la Brigada Acorazada XII de El Goloso, Madrid. Nacido en Madrid, el 10 de octubre de 1977, era soltero y no tenía hijos. Participó en las misiones de Kosovo, Yugoslavia, Bosnia y Afganistán, desempeñando en estos dos últimos lugares sus cometidos como especialista en desactivación de explosivos. Sirvió como soldado, cabo y sargento en el Regimiento de Ingenieros Número 1, en Burgos. Fue condecorado con la Cruz al Mérito Militar con Distintivo Blanco y, en el año escaso que estuvo en el Batallón de Zapadores de la Brigada XII, "dejó una impresión inmejorable entre sus compañeros con su forma siempre jovial de ver la vida", según Defensa, que añade que "siempre tenía una sonrisa en la cara y una palabra afable cuando se le necesitaba".
  • Miguel Ángel Díaz Ruiz, cabo del Ejército de Tierra destinado en la Brigada Acorazada XII de El Goloso, Madrid. Nacido en Salamanca el 12 de abril de 1985, era soltero y sin hijos. Participó en las operaciones de Líbano y Kosovo. Con 26 años tenía ya una amplia experiencia en el manejo de municiones y explosivos. Estaba en posesión de la Cruz al Mérito Militar con Distintivo Blanco y sus compañeros, según Defensa, le recuerdan como una persona "noble, siempre alegre y de buen humor".
  • Víctor Manuel Zamora Letelier, sargento primero de Infanteria de Marina de la Armada en la Brigada de Infanteria de Marina en San Fernando, Cádiz. Nacido el 12 de octubre de 1966 en Chile y con nacionalidad española, era soltero y tenía un hijo. Estuvo en las misiones de Líbano y Bosnia. Según Defensa, era un militar de "reconocido prestigio entre sus mandos, compañeros y subordinados, había desarrollado la mayor parte de su vida militar en la Unidad de Operaciones Especiales de la Infantería de Marina. Era Diplomado en operaciones especiales, zapador y especialista en desactivación de explosivos.
  • Javier Muñoz Gómez, cabo primero de Infanteria de Marina de la Armada en la Brigada de Infanteria de Marina en San Fernando, Cádiz. Nacido en San Fernando, Cádiz, el 28 de junio de 1974. Estaba casado y tenía una hija. Participó en las misiones de Bosnia, Líbano y Haití. Pertenecían al Grupo Especial de Desactivación de Explosivos (GEDE) y, según Defensa, era de "carácter afable y deportista, gozaba de gran respeto y contaba con el aprecio entre sus compañeros de la Compañía de Zapadores".

Además de estos cinco fallecidos, la deflagración ha provocado heridas a otros tres militares, los tres infantes de marina, de los que dos se encuentran en estado grave, en el Hospital militar Gómez Ulla. El tercero, con lesiones de carácter leve, fue trasladado al Hospital Puerta de Hierro.

La explosión se debió a que uno de los detonadores con los que iban a destruir minas anticarro se desactivó antes de tiempo, han informado fuentes del Ministerio de Defensa.

Según indicado las citadas fuentes, los cinco militares fallecidos y los tres que han resultado heridos se encontraban realizando un ejercicio de instrucción consistente en la destrucción de unas minas anticarro que ya habían sido desactivadas, es decir, que no tenían detonador, aunque sí carga explosiva.

Para poder destruirlas, se habían colocado junto a las minas una serie de cargas explosivas "mínimas" con unos detonadores que debían ser activados a distancia para la explosión controlada. Sin embargo, uno de estos detonadores, por circunstancias que se desconocen por el momento, se ha activado antes de tiempo y la deflagración, de gran magnitud, ha alcanzado a los ocho militares.

En las proximidades del lugar había otros nueve o diez militares, integrantes de la unidad de desactivación, que han resultado indemnes. En esta unidad había miembros del Ejército de Tierra y del Cuerpo de Infantería de Marina de la Armada.

Según han explicado las fuentes consultadas, durante la operación de desactivación de las minas anticarro, el proceso de retirarles el detonador, los efectivos deben llevar un buzo de gran protección, que no es necesario vestir una vez la mina ya está desactivada, porque se entiende que no hay riesgo de explosión.

CON CHALECO Y CASCO

Dado que el ejercicio que estaban realizando los militares afectados por la explosión era de destrucción de explosivos, simplemente portaban el chaleco y el casco que se consideran necesarios para esta operación.

Las fuentes consultadas han insistido en que se trataba de un "ejercicio habitual" de los que realiza la unidad de desactivación de minas y artefactos y en el que se habían seguido "todos los protocolos para salvaguardar al máximo la seguridad" de los participantes en la instrucción. La investigación de los hechos corre a cargo de un juez togado militar.

El ejercicio de instrucción tenía lugar en el marco de su adiestramiento con vistas a participar en el próximo relevo del contingente español en las Fuerzas Armadas en la misión que la ONU desarrolla en el sur de Líbano, en la que una de las tareas principales de los militares españoles es precisamente el desminado de la zona.

Los fallecidos son tres miembros de la Brigada Acorazada XII del Ejército de Tierra con base en El Goloso (Madrid) y dos efectivos de la Brigada de Infantería de Marina XIII de la Armada. Los cinco tenían nacionalidad española y experiencia en misiones internacionales, ya que todos habían participado en al menos dos operaciones en el exterior.

Debido a este "desgraciado accidente", la ministra de Defensa, Carme Chacón, ha anulado el viaje que tenía previsto iniciar esta misma tarde a Budapest, donde iba a participar en la reunión informal de ministros de Defensa de la Unión Europea, que se desarrollará hasta mañana viernes.

Nada más conocer el incidente, Chacón se desplazó a la Academia de Ingenieros acompañada por el jefe de Estado Mayor de la Defensa (JEMAD), general José Julio Rodríguez, y los jefes de Estado Mayor del Ejército (JEME), general Fulgencio Coll, y de la Armada (AJEMA), almirante general Manuel Rebollo.

La explosión tuvo lugar en el campo de entrenamiento que se encuentra en la Academia de Ingenieros, dependiente del Ejército de Tierra. En este recinto se sitúan también el Centro de Excelencia contra Artefactos Explosivos Improvisados, que colabora con la OTAN, y el Centro Internacional de Desminado.
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