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Sánchez, los problemas crecen
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Sánchez, los problemas crecen

Por Rafael Gómez Parra
El presidente del Gobierno comienza a estar abrumado por los muchos problemas que se le acumulan: Desde Marruecos a Cataluña, desde los ERTES a las pensiones, pasando por la crisis sanitaria, los retrasos en las ayudas europeas, y las primarias andaluzas

Al presidente del Gobierno se le acumulan los problemas encima de la mesa del despacho sin tiempo casi para resolver ninguno de ellos con la tranquilidad que lo exigiría. Desde Marruecos a Cataluña, desde la crisis en Madrid a las primarias de Andalucía. Desde la huída de Iglesias al boicot permanente de Casado. Desde la salida de la crisis sanitaria a las discusiones con Europa por las ayudas que han de llegar.

Toda la euforia mostrada por Sánchez con las vacunaciones masivas y el relanzamiento de la economía, que habrían de darle el oxígeno necesario para consolidar su gobierno y su poder, se tambalean ante los muchos frentes que se le abren cada día y se han comenzado a poner de manifiesto tras la grave derrota socialista en Madrid frente a Isabel Díaz Ayuso.

El triunfo electoral de Salvador Illa en las elecciones catalanas fue un momento dulce que pronto se convirtió en una victoria pírrica cuando Oriol Junqueras se negóa estudiar siquiera la formación de un gobierno con los socialistas.

Obligado a mantener su promesa de indultar a los presos del procés, tiene que enfrentarse no solo al Poder Judicial que no acepta que se corrijan las setencias judiciales por medios políticos, sino con una oposición que, tras la victoria en madrid, sueña con dar la vuelta a la tortilla y no duda en usar cualquier arma para conseguirlo y los indultos son una buena excusa.

Hace ya tiempo que Marruecos viene presionando a España para que acepte que el Sahara es territorio marroquí -como mucho una región autónoma- y lleva más dos años acocotando a Ceuta y Melilla con el cierre de las fronteras terrestres y la prohibición de las importaciones españolas procedentes de las dos ciudades.

Los sucesos de la semana pasada, cuando miles de marroquíes y emigrantes subsaharianos, se lanzaron a nada hacia Ceuta y Melilla, fueron solo el colofón de unas malas relaciones que nadie en el gobierno, y menos la ministra de Exteriores, Arancha González Laya, ha conseguido corregir.

El nuevo presidente norteamericano, Joe Biden, no se le pone ni al teléfono a Sánchez que soñaba con recuperar al menos las relaciones que había entre los dos países cuando gobernaba Obama. Y sin el apoyo norteamericano, es difícil arreglar los conflictos con Marruecos.

Tampoco funcionan los contactos con el Reino Unido de Boris Johnson, de tal manera que Portugal lleva ya dos semanas recibiendo turistas británicos, miemtras España sigue figurando en la lista negra de los países a los que si se viaja hay que pasar cuarentene a la vuelta.

Los economistas que susurran a La Moncloa le han prometido a Sánchez que va a ver un despegue bestial de la economía española en cuanto se levanten las restricciones este verano, pero al mismo tiempo los empresarios le advierten que si quita los ERTES miles de empresas va a cerrar mandando a sus trabajadores a la calle.

El plan de recuperación económica que el presidente propone para 2050 solo puede interesar a los españoles en edad escolar que cumplirán 40 años o más en esas fechas prometidas.

España depende del maná de Europa, pero a Sánchez se le ve cada día más nervioso en las cumbres europeas reclamando a Ursula von der Leyen y a la jefa, Angela Merkel, que comiencen a llegar los dineros sin más retrasos.

Los grandes empresarios creen que ha llegado el momento de volver al bipartidismo PP-PSOE, pero éste sistema ya no es posible sin un acuerdo entre los dos partidos -al estilo alemán- ya que ninguno de los dos va a conseguir la mayoría absoluta, pero hoy por hoy, eso parece imposible.

La radicalización de los nacionalistas catalanes -como la de los escoceses en el Reino Unido- cierra también cualquier posibilidad de que aparezca un Jordi Pujol que apoye a PP o al PSOE.

La negociación para facilitar la celebración de un referéndum en Cataluña es, también hoy por hoy, una solución muy poco probable, sobre todo después de ver lo que le ocurrió a Cameron con el referéndum escocés - cinco años después vuelven a pedir otro- y sobre todo con la consulta sobre el brexit que ha llevado a Gran Bretaña a salirse de Europa.

A todos estos problemas hay que sumarles otros más pequeños, pero no por ello menos molestos, como el debate sobre la ley trans, a la que se oponen las feministas, uno de los colectivos más conectados con el PSOE, que además tiene connotaciones religiosas que se unen a los otros litigios que el gobierno mantiene con la Iglesia Católica sobre el aborto o las inmatriculaciones de terrenos y bienes inmobiliarios. Otro conflicto larvado que puede estallar en cuanto el Papa Francisco no pueda contener a los obispos españoles más conservadores.

Puigdemont sigue fugado y no parece que vaya a volver ni siquera cuando el gobierno indulte a los presos catalanes y además ha demostrado que todavía puede plegar a sus deseos a una Esquerra Republicana que no encuentra la manera de deshacerse de la derecha catalana.

Lo mismo ocurre, en otro orde de cosas, con los raperos condenados por insultar a la Monarquía, el mallorquín Valtonyc, exiliado en Bruselas, y el leridano Pablo Hasél, encerrado en la cárcel.

Los únicos que han cedido han sido los dirigentes de Podemos que ya no ponene el grito en el cielo con las devoluciones en caliente de inmigrantes a Marruecos, o que no hacen grandes proclamas del Sahara independiente, o que se conforman con retrasar la abolición de la Ley Mordaza a de la reforma laboral, para cuando toque.

Visto lo visto con Podemos, la única solución posible al tema catalán sería incluir a Oriol Junqueras como vicepresidente y a otros miembros de ERC y de la CUP como ministros, a lo mejor acababan viendo las cosas de manera más favorable para Sánchez. Seguramente ya se le ha ocurrido a Iván Redondo.

Ni tiempo para preocuparse de los avances de los yihadistas musulmanes en el norte de Africa, la situación de los países latinoamericanos, las malasrelaciones de Estados Unidos y Rusia o el ascenso imparable de China como el nuevo imperio que amaneza con superar y sustituir al norteamericano.