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“Cesar o nada”, una obsesión escrita en una espada
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“Cesar o nada”, una obsesión escrita en una espada

viernes 08 de mayo de 2020, 20:03h
Puede que Pedro Sánchez y Quim Torra hayan leído a Pio Baroja. No está de moda pese a que algunos de sus personajes parecen haberse reencarnado en nuestros dirigentes políticos de hoy. El escritor vasco, que quiso enseñar a España a vivir en libertad y sin sumisión, escogió una frase grabada en la hoja de una espada para una de sus mejores obras: “ Aut Caesar aut nihil “, Cesar o nada.

En esta eterna batalla entre Cataluña y el resto de España, conviene recordar que quien fuera presidente del Grupo Planeta, de Antena 3 y de Onda Cero hizo hace varios años, en tres frases, la mejor radiografía de la batalla independentista en Cataluña. Primero aseguró que se trataba de una aventura imposible. En segundo lugar señaló que se había producido una fractura en la sociedad civil catalana. Y para cerrar su trilogía, pedía que el futuro se negociara sin ruidos y sin tambores.

José Manuel Lara hablaba como empresario comprometido con su país, con mas libertad o más valor que otros, y sin miedo a las presiones que puedan intentar los políticos de uno u otro signo.

Conocía a la Cataluña del dinero y a la Cataluña de la clase media. Sabía que sin el resto de España los catalanes lo pasarían mal, con un retroceso en su nivel de vida, al igual que era consciente de que Cataluña es, entre esas 17 partes en que se dividió España, más singular que otras, sin que la diferencia signifique preeminencia ni fueros especiales.
Al igual que él, otros empresarios y financieros de nuestro país olvida que la clase política tiene sus propias reglas y que sus movimientos y objetivos difieren muchas veces de los del resto de los ciudadanos. La capacidad legislativa y la capacidad coercitiva pesan y mucho a la hora de enfrentarse al poder de los partidos y sus dirigentes, máxime cuando en la actual situación de crisis sanitaria, económica, política y social se trata más de puestos de trabajo que de ideologías.

Si aquellas palabras merecieron el aplauso por sus posiciones claras y públicas respecto a las intenciones y deseos de Artur Más, Oriol Junqueras y compañía, hoy siguen plenamente vigentes casi con los mismos protagonistas. Le recordaría a él. que desgraciadamente nos dejó, como hombre de libros y lecturas dos frases de Pio Baroja, un vasco descreído y ateo hasta el final de su vida, pero que también se sentía muy español por ser precisamente vasco: " si quieres hacer algo en la vida, no creas en la palabra imposible. Nada hay imposible para una voluntad enérgica". Y esa voluntad, que aparece dudosa en el ámbito de los llamados partidos “españoles o españolistas”, no lo es en el de JxCat, Esquerra Republicana y mucho menos en la CUP, algo que llevó a esa mayoría de catalanes a desear y pedir un referéndum en el que decidir acerca de su propio futuro. Tal vez porque como también decía el autor de " Libertad frente a sumisión" : " A una colectividad se le engaña siempre mejor que a un hombre".

Don Pío, con cuyo ataúd cargó Camilo José Cela camino del cementerio, se pateó las tierras de España para terminar escribiendo más de cien novelas y cuentos en sus 84 años de vida. Un gran retrato de la España que pasó del siglo XIX al XX entre monarquías, abdicaciones, pronunciamientos militares, repúblicas, guerra civil y dictadura que son la base, buena y mala, sobre la que hemos asentado nuestra actual democracia, a la que tantos y con tanta prisa quieren cambiar sin tener muy claro el modelo resultante, y con el peligro de terminar por cuartear de forma imparable e irremediable una historia de 500 años en los que ha habido de todo y para todos los análisis pero que ha tenido en la unidad final de esta España Nuestra el mejor y más eficaz de los salvoconductos para caminar por el mundo.

En “Cesar o nada” recoge la vida y muerte de Cesar Borgia que quiso tener todo el poder en su mano y que, al morir su padre, el Papa Alejandro VI, tuvo que huir hasta morir en una emboscada traicionera cerca de Pamplona. Mientras unos historiadores aseguran que el título de la novela estaría grabado en la espada del que fuera fuera duque de Valentino y capitán general de los ejércitos vaticanos; otros lo relacionan con otro Cesar, el que en el año 49 antes de Cristo cruzó el Rubicón para entrar con sus legiones en Roma, convertirse en “dictador perpetuo” y ser asesinado cinco años más tarde por aquellos que se decían amigos y a los que había colmado de favores. La frase, en latín, la habrían gritado sus legionarios: “ “Aut Caesar aut nihil”, en lugar de la que dejó escrita para los siglos posteriores William Shakespeare: “La suerte está echada”. Hoy nos valen las dos para nuestros protagonistas.

Todos los personajes de Baroja reflejan su pesimismo y su falta de fe en el ser humano, por mas que éste se enfrente a su realidad e intente vencerla, algo que es perceptible en los españoles de este tiempo que estamos viviendo. Los protagonistas de la ficción literaria barojiana combaten con pasión pese a saber que serán derrotados, lo mismo que sienten aquellos que salieron a las calles a manifestarse contra los recortes, lo mismo que ya sienten esos cinco millones largos de parados a los que nos encaminamos; lo mismo que sienten los pensionistas a los que se les promete no recortar sus exiguas prestaciones pero que se van a encontrar con las durísimas exigencias de la Unión Europea a cambio de los miles y miles de euros necesarios para no hundirnos; lo mismo que sienten los estudiantes ante las incertidumbres de fechas, exámenes, y títulos que cambian su futuro y sus esperanzas; lo mismo que sienten 47millones de ciudadanos cuando ven que sus representantes políticos se enzarzan en sus luchas internas y externas sin que entren muy a fondo en su mundo de privilegios para renunciar a ellos, reducir las estructuras entre las que se mueven y les ampara y asomarse al mismo espejo en el que nos miramos la inmensa mayoría.