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La encrucijada de Arrimadas: ¿estadista o traidora?

La encrucijada de Arrimadas: ¿estadista o traidora?

jueves 07 de mayo de 2020, 20:49h
Inés Arrimadas ha roto amarras con la herencia, mala herencia, que le dejaron Albert Rivera y algunos d sus más fieles. Desde la presidencia de Ciudadanos ha dejado de estar en el lado del tripartito de la derecha y quiere que su partido vuele más libre en el centro.

Los diez votos que controla Inés Arrimadas se han convertido en lo más importante de la aprobación de la cuarta prórroga del estado de alarma. Que Pedro Sánchez haya necesitado la suma de 10 formaciones pasa a un segundo plano. Que El PP esté en el lado de la abstención con sus 88 parlamentarios y Vox en el del no con sus 52 no es noticia.

Inés Arrimadas ha roto amarras con la herencia, mala herencia, que le dejaron Albert Rivera y algunos d sus más fieles. Desde la presidencia de Ciudadanos ha dejado de estar en el lado del tripartito de la derecha y quiere que su partido vuele más libre en el centro. Si es una estrategia para el futuro, será ese mismos futuro electoral el que la premie o la castigue.
Salvo que el presidente del Gobierno y secretario general del PSOE convoque elecciones generales este mismo año, circunstancia posible pero inconcebible, salvo que una ruptura con Unidas Podemos llevara a una moción de censura o a una cita con las urnas, el nuevo Ciudadanos se enfrentará a los resultados que consiga en Euskadi, Galicia y Cataluña.

En las dos prmeras autonomías no cuenta con representación parlamentaria, al igual que Vox, y sus resultados fueron malos con Rivera al frente de la formación. En Cataluña y de la mano de Arrimadas consiguió ser la fuerza más votada. Ahí sí que se podrá comprobar si esos diez votos han conseguido cambiar la imagen. Con varias circunstancias que pueden influir en las críticas y aplausos de estos días: antes de las eleccione se van a tener que votar en el Congreso, por lo menos, otras dos prórrogas del estado de alarma, y las posiciones de los distintos grupos podrán cambiar.

Desde el lado socialista y de Unidas Podemos se alaba el sentido de la responsabilidad de Arrimadas por mantener el confinamiento; desde el lado del PP y sobre todo de Vox se llega a afirmar, sin pruebas, que la actual líder de Ciudadanos está buscando un asiento en el Consejo de Ministros, y que ha pactado con el PSOE cambiar nada menos que tres de los cuatro gobiernos autonómicos que el PP tiene gracias a los votos de la formación naranja: en Murcia, donde ganó el PSOE; en Castilla y León, donde ganó el PSOE, y en la icónica Madrid, donde por partida doble ( Comunidad y Ayuntamiento de la capital ) ganó la izquierda.

Arrimadas la estadista o Arrimadas la traidora. De nuevo las dos Españas. Si la dirigente e Ciudadanos, en una votación condicionada por la pandemia, vota a favor del Gobierno y permite a éste lograr la mayoría absoluta ( 178 votos ) que exige el artículo 164 de la Constitución, recibe el aluvión de críticas desde la msma derecha con Pablo Casado al mando que, en lugar de votar no, decide quedarse en tierras de nadie co su abstención sin importarle que esté en el mismo lado que Bildu y el BNG gallego; por no entrar en el terreno del Vox de Santiago Abascal, a quien no parece importarle compartir su rotundo no con los recien llegados de ERC y los contumaces y radicales nacionalistas de JxCat y la CUP.

Varas de medir muy distintas en esta España con más de veinte formaciones y grupos representados en el Congreso. Si Arrimadas ha acertado en su estrategia de regreso al centro político, equidistante del PSOE y del PP; de las fuerzas radicales de izquierda y derecha, sólo el tiempo lo dirá. Lo que si creo es que su mantenimiento al lado del PP y de Vox llevaba a su partido a la extinción más pronto que tarde. Aprisionada entre los dos partidos su capacidad de movimiento era mínimo. Ha aceptado un riesgo, pero medido.

Si los críticos e hipercríticos - con los huídos Rivera y Girauta a la cabeza - tienen razón y se ha vendido por un plato de lentejas ministerial, de igual manera será el tiempo el que permita comprobarlo. Al igual que será un termómetro de la nueva situación política el mantenimiento de los actuales pactos en Andalucía, Murcia, Castilla y León y Madrid, o el cambio de alianzas con Ciudadanos logrando incluso gobiernos autonómicos “cedidos” por el PSOE. Puede que Marín, Aguado y Villacís utilicen el nuevo panorama para poner más en valor sus votos frente a Juanma Moreno, Díaz Ayuso y Martínez Almeida.