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Los sueños convertidos en pesadillas de Pedro Sánchez
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Los sueños convertidos en pesadillas de Pedro Sánchez

martes 10 de diciembre de 2019, 10:40h
Los sueños de otoño de Pedro Sánchez son eso, sueños, que se desvanecen con el paso de los días convertidos en pesadillas. No miró bien el calendario y comprendió mal los objetivos y las necesidades de aquellos a los que necesitaba para mantenerse en la Moncloa. No se puede permitir el lujo de ir a unas terceras elecciones. Lo sabe y lo saben todos.

El secretario general y candidato del PSOE calculó muy mal sus fuerzas antes de obligar a los españoles a volver a las urnas. El compromiso de convocar elecciones lo antes posible, una vez desalojado Mariano Rajoy del poder, se tenía que haber cumplido dentro del año 2018. Pasadas esas fechas, lo mismo daba abril, que noviembre del 2019, o llegar al final de la Legislatura que ganara y perdiera el Partido Popular.

Sin los resultados de abril y noviembre no tendría ahora la presión de los independentistas catalanes y vascos. Habría un gobierno con dificultades, por sus escasos 88 escaños en el Congreso, pero listo para negociar en todos los frentes incluido el de los Presupuestos Generales. Podía contar de inicio con 159 votos, que le daba la suma de los 71 de Podemos e Izquierda Unida, y con los seis del PNV. El resto había que negociarlos. Lo mismo que ahora.

Lo malo que tiene contar con 120 escaños en el Congreso y que tu principal socio sólo aporte 35 - si se quiere podemos sumar tres más de la fallida operación de Iñigo Errejón y Joan Balldoví - es que necesitas otros 19 votos para convertirte en presidente. Esa es la primera opción. La segunda es un poco menos mala, pero muy poco: necesitas sumar más votos que la unión de tus principales adversarios, y que una parte de los que te acompañaron en la moción de censura se abstengan.

Lo peor que te puede pasar es meterte tu solo en una ratonera de la que no tienes la llave, descubriendo que el precio que te piden va subiendo con cada día que pasa. Y para rematar tu delicada situación pones fecha a tus deseos: quienes ser presidente antes de Navidad. Confías en la suerte y en las razones que pones en tus supuestos compañeros de viaje. Hasta que descubres que tus argumentos no son los suyos, y que tus fechas no son las suyas.

Esos sueños de otoño han desaparecido y el duro invierno se cuela por las rendijas del Hemiciclo de la Carrera de San Jerónimo. La pesadilla ya no se llama Pablo Iglesias, del que ha tenido que aceptar lo que hasta el 10 de noviembre le parecía inaceptable. Su peor despertar lo tiene con esos 20 diputados cuyos representantes han decidido no entrevistarse con el Rey Felipe. Si se decide a ir a la investidura y votan no habrá perdido y su imagen ante el país quedará tan dañada que es muy posible que las consecuencias lleguen a La Moncloa.

Sánchez estaba convencido en abril que pasaría de los 140 escaños. Los 123 y su negativa a pactar con los 42 de Podemos le llevaron al 10 de Noviembre, de nuevo con la sensación electoral de que, ahora sí, se acercaría a los 150 asientos para los socialistas en el Congreso. Los buenos resultados de las elecciones autonómicas y municipales del mes de mayo le hicieron soñar con esa mayoría, minoritaria pero suficiente para abordar con cierta tranquilidad los cuatro años de Legislatura.

Otro error de cálculo y un duro despertar que le llevó a plantear un gobierno de coalición con los mismos que le quitaban el sueño unas semanas antes. NI él, ni los que le rodean, miraron el calendario. Tampoco ojearon el futuro real. Pensaron que sus análisis y deseos se cumplirían, por la izquierda o por la derecha.

A la espera de dos sentencias del Tribunal de Justicia de la Unión Europea, ni Oriol Junqueras, ni Carles Puigdemont tienen prisa. Si son favorables a sus intereses harán dos cosas: subir el precio de su apoyo o decirle al presidente Torra que disuelva el Parlament y convoque elecciones, convencidos ambos de aumentar su mayoría en la Cámara catalana.

La triple alianza de la derecha, por su parte, está más cerca de concurrir a las urnas con posibilidades de victoria que hace unos meses. Fagocitado Ciudadanos por el PP y con Vox reforzado en sus aspiraciones, las posibilidades de que Pablo Casado y Santiago Abascal, con pequeños refuerzos de los muy minoritarios de Navarra, Cantabria y Canarias sumen 176 escaños ya no parecen una quimera.