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La revancha de los gemelos con Abascal de árbitro
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La revancha de los gemelos con Abascal de árbitro

viernes 17 de mayo de 2019, 16:50h
Se parecen. Podrían pasar por hermanos y hasta por gemelos. Se visten de forma parecida. Uno se declara un poco más liberal que conservador y el otro un poco más conservador que liberal. Sus diferencias son más religiosas que financieras, al igual que su forma de vida. Pablo Casado y Albert Rivera se enfrentan en la revancha del 28A.

Ni el presidente del Partido Popular, ni el líder de Ciudadanos tienen el menor deseo de dejar su puesto pase lo que pase el día 26 en las urnas. Pelean por ver quién se sienta en la primera silla de la oposición. En el primer asalto y a los puntos ganó el hombre del pantalón azul. En el segundo quiere hacerlo el del pantalón naranja. No lo tiene fácil y menos con Santiago Abascal como árbitro.

En los dos partidos son conscientes de que van a necesitar el apoyo de Vox para gobernar en Castilla y León, en Murcia, en Cantabria, en Aragón, en Baleares. Allí donde ahora lo hacen los populares y en aquellas Autonomías en las que el PSOE se juega una buena parte del crédito logrado por Pedro Sánchez en las generales.

El mapa político español se puso de color rojo intenso pero aunque se mantenga como primera fuerza política, la gobernabilidad es otra cosa. Las mayorías en los Parlamentos y Asambleas autonómicas se van a resolver por escaso margen y la dispersión del voto castigará a aquellos que más se hayan “cuarteado” en los últimos meses, con Podemos y todas sus confluencias como el mejor de los ejemplos.

Los compañeros de Pedro Sánchez necesitan a los compañeros de Pablo Iglesias e incluso a los del cántabro Revilla para impedir que la lógica “andaluza” de las tres derechas se imponga en media España. Sería el contrapunto al poder central del líder del PSOE y también un poder emergente de cara a las direcciones nacionales del PP y Ciudadanos. También del cuarteto que dirige Vox desde el corazón madrileño.

A Casado y Rivera les moletas la presencia de Abascal. No tanto por lo que dice como por los apoyos que les “roba”, más al primero que al segundo. Creen que si el 28A el emergente VOX se quedó muy por debajo de las expectativas que se habían formado, otro mal resultado el 26M puede dejarle malherido en su futuro y propiciar que de cara a los futuros comicios los votos recibidos regresen a sus lugares de origen.

Ese es el gran sueño que se vive en la sede central del PP y el que lleva al equipo de Casado a repetir y defender que su presidente merece y se ha ganado una segunda y hasta una tercera oportunidad. Y esa es la pesadilla de futuro que emerge de los sueños de Ciudadanos. Ahora tiene la oportunidad de adelantar al PP y empujarle hacia un improbable ocaso. Vox, sin quererlo, hace de cómplice.