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Referéndum en Grecia: ya nada será igual

Por José Manuel Pazos

La decisión del Gobierno heleno de convocar una consulta popular, justo en mitad de las negociaciones, marcará un punto de inflexión en la evolución de la crisis griega. Si el domingo gana el sí a las propuestas de Bruselas, ¿lo gestionarán aquellos políticos que las rechazan? Si la respuesta mayoritaria es el no, ¿qué futuro le espera al país dentro de un club cuyas normas se niega a cumplir?

El Gobierno griego, con el rechazo del Partido Comunista y el apoyo de Amanecer Dorado, ha sacado adelante el trámite parlamentario preciso para convocar un referéndum para este domingo, mediante el que pretende que en apenas unos días los ciudadanos asuman la responsabilidad de blanquear la tumba en la que puede tener que ser sepultado el euro para los griegos. Ese caos de respaldos políticos ya habla por sí solo del grado de serenidad y la estabilidad que cabe esperar para el futuro más próximo, cualquiera que sea el resultado de la consulta.

En el mercado, donde a pesar de los discursos se odia el riesgo por encima de todas las cosas, está siendo una semana de aúpa. Se supone que estamos más preparados que hace tres años para un evento así (menos mal...), pero solo un milagro nos libra ya de otra buena ración de inventarse normas y de poner la arquitectura monetaria europea patas arriba con la esperanza de alcanzar alguna playa a la que ninguno quería arribar.

Solo un milagro nos libra de poner la arquitectura monetaria europea patas arriba con la esperanza de alcanzar alguna playa a la que ninguno quería arribar
Va a hacer falta mucho Banco Central Europeo (BCE) para que no tengamos un follón considerable esta misma semana. Volveremos a la sopa de letras de los mecanismos de rescate, de supervisores bancarios, de agencias de calificación, de corralitos... Ni a Europa le interesaba tener que llegar a esta situación, ni a Grecia aventurarse por este túnel. Pero con razón se dice que en una negociación siempre es mejor enfrentarse a un malo que a un tonto, porque este último lo es durante todo el día. ¿Por qué no ha sido posible durante meses conocer del Gobierno griego su plan para salir de esta situación y se plantea el referéndum ahora? La pregunta llega tarde y la respuesta ya no importa.

Lo que cambia sustancialmente es que después de este fin de semana, los mercados van a agitarse para digerir como hipótesis probable un default desordenado. Porque, ¿quién nos asegura que Grecia se va a dejar asistir por "las instituciones" para una salida ordenada de la moneda única? Una semana da para mucho. La Bolsa de Shanghái ha perdido un 18,8% desde sus máximos del 12 de junio, y eso que todavía retiene un 30% de subida desde inicio de año. Por si acaso, el Banco Central Chino respondía al descenso del mercado bursátil de un 7,4% del viernes –uno de los mayores descensos en un solo día de su historia- recortando a mínimos históricos el tipo de interés (4,85% para préstamos a un año) y reduciendo el requerimiento de reservas a los bancos. ¡Oh, liquidez, remedio universal también para los comunistas!

El único con capacidad de arrojar agua al incendio es el BCE, que siempre ha vinculado la liquidez de emergencia a la continuidad de las negociaciones
Hemos trabajado con la presunción de la salida más lógica durante meses y hay que seguir trabajando con lo mismo, pero es que ahora lo más probable ya no es lo mismo. El único con capacidad de arrojar agua al incendio -porque tenemos un incendio- es el BCE, que siempre ha vinculado la liquidez de emergencia a la continuidad de las negociaciones. ¿Y están rotas? No del todo, según a quien se quiera escuchar. Por otra parte, ¿qué se va a preguntar a los griegos en el referéndum? Después de este fin de semana nada será lo mismo. Si el resultado de la consulta arroja un sí a las propuestas de Bruselas, ¿lo gestionará el mismo gobierno heleno que las rechazan? Si la respuesta es no, ¿qué tipo de acontecimientos vivirá el país en los próximos meses dentro de un club cuyas normas se niega a cumplir? En ningún caso cabe ya un 6 de julio como de otro modo hubiese podido ser antes de esta convocatoria.

Un nuevo corralito –uno más- se implanta en la Europa del euro desde el lunes; y claro que Grecia no es España, pero tampoco es Chipre. En Bulgaria, Rumania, Malta y otros vecinos estarán preocupados. También en Portugal, que nadie sabe por qué pero es el país en el que todos piensan. Si poca celebración cabía esperar de un acuerdo, imagínense ahora.