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Banco Madrid: una lección sobre el 'corralito' español

Por José Manuel Pazos

La gestión política de la crisis del Banco Madrid arroja tal cantidad de sombras que es posible que la factura a pagar por el sistema financiero español, en el bolsillo de sus ahorradores e inversores, sea mucho más elevada en futuras situaciones de incertidumbre. Lástima de tanto dinero invertido en confianza para arrojarlo por la ventana a la primera de cambio.

Algo que debemos de aprender de lo que nos deja esta crisis es la enseñanza de que argumentos del tipo "eso no dejarán que pase", son buenos solo como parapeto para no tener que mirar de frente al problema cuando la solución exige decisiones difíciles.

Justo cuando el Gobierno anuncia y presume de una recuperación económica, que es más cíclica que estructural y que ha resuelto muy poco del enorme saldo de deuda pública y privada que sigue siendo el talón de Aquiles de la economía española, el equipo de Rajoy se permite el lujo de que le impongan desde fuera la intervención del Banco Madrid y decreta un corralito. Aquello de que "nunca habrá un corralito en España", que tanto se argumentó para tranquilizar a los ahorradores en los años más duros de la crisis del euro, ya no podrá volver a repetirse.

Lo que no podía pasar, pasó con el Banco Madrid; y está por ver que las garantías que se suponen a los fondos de inversión funcionen ahora

Muy lejos de estar resuelta la crisis de Grecia, y con la posibilidad muy real de que acontezca el accidente llamado Grexit -por mucho que se insista en que "eso no van a dejar que pase"-, a ver quién es el valiente que toma sus decisiones atado a esa "sólida" columna. Que se lo digan a los 78.000 inversores atrapados en IIC (fondos de inversión, sicav, o pensiones) de Banco Madrid, entre otros, algunos fondos gestionados por las gestoras de Bankinter o del Banco de Santander, que mantenían inversiones en alguno de los fondos estrella de esta entidad, filial del andorrano banco BPA.

Lo que no podía pasar, pasó; y está por ver que las garantías que se suponen a los fondos de inversión funcionen, después de saber que algunos de los fondos de la gestora están depositados en el propio banco, algo que sin ser irregular en España (está prohibido en otros países), sí que exige de un cumplimiento normativo muy estricto. Supongamos que la segregación exigida se haya cumplido, pero el precedente de un corralito en una economía avanzada -o eso parecía- sobre fondos que por definición no están en el balance de un banco, va a hacer un flaco favor a la confianza sobre un sistema financiero como el español, en el que los ciudadanos han dejado muchos impuestos para evitar precisamente la desconfianza que ahora genera una crisis reputacional, que en mi criterio ha sido horrorosamente gestionada desde el Ministerio de Economía, la CNMV y el Banco de España.

Lástima de tanto dinero invertido en confianza para arrojarlo por la ventana a la primera ocasión

No será un problema hoy por el tipo y tamaño de la entidad en crisis. Pero estamos ante un precedente de mala gestión y enorme desinformación, al anunciar un corralito sobre fondos que no están en el balance del banco, justificando la medida en la supuesta protección del inversor y en un abandono masivo de fondos que los datos no respaldan en absoluto. La situación arroja tal cantidad de sombras sobre la gestión de la primera crisis bancaria bajo el nuevo modelo europeo que es posible que la factura a pagar por el sistema financiero español, en el bolsillo de sus ahorradores e inversores, en futuras situaciones de incertidumbre sea mucho más elevada de la que sería previsible. Lástima de tanto dinero invertido en confianza para arrojarlo por la ventana a la primera de cambio.