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España pasa del sueño a la pesadilla

España pasa del sueño a la pesadilla

Se puede pasar del sueño de la gloria a la pesadilla de la tragedia. Y se puede hacer en apenas dos minutos. Es lo que le pasó a la selección española de fútbol en Brasil bajo dos tormentas: la de las nubes y la de la selección holandés. Culpables fueron todos, desde el seleccionador a cada uno de los catorce jugadores. Se puede pensar que las culpas de Casillas fueron más grandes y sería un error. El portero español evitó tres goles, fue claro responsable del cuarto, tuvo un tercio de la responsabilidad del primero, y poco o nada pudo hacer en los otros tres. Analizarlo de otra manera es entrar en el juego de las envidias, pagar favores de otros y querer justificar juicios y actitudes a algunos de los que más dañó están haciendo al fútbol español desde hace años.

Lo que pudo pasar y no paso es que en el minuto 42 David Silva hubiera superado con su vaselina al portero holandés y España se habría colocado con un dos cero a su favor al cierre del primer tiempo. Todo hubiera cambiado: la confianza estaría de nuestro lado y la angustia del lado de la subcampeona del mundo en Sudáfrica.

Lo que pudo pasar y no pasó es que Ramos y Piqué hubieran estado mas centrados en esos dos minutos que faltaban para llegar al descanso para no dejar que un balón al centro del área fuera magistralmente rematado de un cabezazo - volea que dejó a Casillas convertido en estatua de sal sin saber que hacer, sin dar esos dos pasos hacia atrás que hubieran evitado el gol.

Lo que pudo pasar y no pasó es que Del Bosque se hubiera dado cuenta mucho antes de los dos cambios de Torres y Pedro que la selección española estaba destrozada, muerta, sin fuerzas físicas, ni mentales para detener al veloz, asesino, inclemente trío de atacantes holandés con Robben a la cabeza; y que convencido del doble desgaste de los jugadores patrios hubiera colocado a Koke, Villa y Javi Fernández en lugar de un Xavi agotado y maniatado un Costa aislado y sin unión con el medio campo y un Busquet que o sabía como ayudar a una defensa que apenas se mantenía por los costados y que naufragaba en el centro con Ramos y Pique - habrá que insistir en este punto si queremos ver de verdad lo que pasó en la noche del viernes - a los que les faltaba velocidad, reflejos, contundencia y compenetración.

Lo que puso pasar y no pasó es que el árbitro hubiera pitado falta de Van Persi en el tercer gol, en el que el delantero holandés se llevó por delante en el área pequeña a un Casillas al que le pudo faltar contundencia en el salto para despejar en otro de los ataques y centros de la selección de Van Gaal, el entrenador que le ganó el planteamiento táctico a Del Bosque con su defensa de cinco, cuatro, uno, encerrando al equipo español en apenas treinta metros en los que la creación de Chavi, Iniesta y Silva era casi imposible.