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La liga de los 10.000 millones

Entrevistado en la sede española de la entidad financiera, el Presidente de uno de los principales bancos franceses se muestra orgulloso de no haber perdido dinero durante la crisis y “no ser una carga para el contribuyente”. En ocasiones el subconsciente del entrevistado se escapa incluso a sus responsables de prensa, siempre vigilantes para que sus jefes no cometan errores. O sea, no perdemos, ergo los contribuyentes no pagan. ¿Y sensu contrario?

Titula el periodista su entrevista con una cita del banquero “Europa necesita bancos tan grandes como los de EE.UU” Es decir, que seis o siete concentren el 85% de la actividad bancaria, “así podremos acompañar a las grandes empresas europeas cuando inviertan 10.000 millones”. ¿Y si pierden?

Dice la prensa del fin de semana que convocados el viernes por Alemania, los Ministros de Economía de los cuatro grandes países europeos han celebrado una reunión “discreta” para tratar el segundo pilar de la Unión Bancaria, el relativo al mecanismo de resolución de crisis bancarias (MUR). Se discute quien decide activarlo, y más importante aún, quien pone el dinero.

Mientras que Bruselas quiere que sea la Comisión la que active el procedimiento, Alemania dice nein, y mientras Bruselas quiere que sea un fondo europeo, Alemania prefiere que sea la suma de fondos nacionales. Es decir, que mientras los banqueros se concentran y engordan en tamaño para aspirar a empalagarse con merengues de a 10.000 millones, eso si, después de reconocer que pagarán los 446 millones de multa por manipular el Euribor -“Condenamos firmemente este comportamiento inapropiado. Pagaremos la multa” dice el banquero francés. Hombre, gracias. Firmado: Un contribuyente hipotecado-, nuestros responsable políticos se reúnen para ver cómo y quién paga las pérdidas cuando estos gigantes caigan. ¿Y mientras no caigan?

Los que no jueguen en la liga de los 10.000 millones, ya se irán apañando con el 15% del mercado bancario que dejan para las empresas y consumidores de pequeño y mediano tamaño. Para España, eso de la concentración bancaria no es una gran noticia, y puestos a tener que dotar el MUR, o bien que se extienda la cobertura a todos los bancos y no solo a los grandes, o casi es preferible que se mantenga la resolución a nivel nacional con soporte condicionado europeo. ¿No dicen que Bankia puede ser un modelo a futuro de cómo reestructurar en Europa una institución financiera sistémica? En otro caso, los incentivos a jugar en la liga de los 10.000 millones son muchos y pocos quedan para jugar en ligas menores.

Y lo peor no es cuando las cosas vayan bien, sino cuando vengan mal dadas y entonces los grandes quieran comer en el terreno de los clientes pequeños, hasta entonces despreciados. Con su capacidad de manipular y expulsar a los actores de menor tamaño, volverán los grandes a utilizar las artimañas que su tamaño les permite y perderán los de siempre. Ocurrió en el mundo de la información financiera hace ya unos años; la consecuencia es que la información de calidad se concentra en pocos proveedores globales y es mucho más cara e inaccesible.

Unos pocos ganan más y muchos pierden casi todo. Exactamente esto es lo que está pasado en el mundo de la consultoría, donde la crisis desatada por la caída de Arthur Andersen no ha sido aprovechada para establecer barreras infranqueables entre firmas de auditoria y de consultoría, que continúan sin ningún recato haciendo ventas cruzadas que mantengan los ingresos anuales de sus socios en cifras de asombro. De nuevo ganan unos pocos y perdemos todos.

En los primeros momentos de la crisis decía en una comparecencia pública el Vicepresidente de la Comisión y Comisario Europeo de Competencia, que la sociedad desarrollada no podía permitirse desaprovechar la ocasión que la crisis brindaba para reformar el sistema financiero. Algo similar defendía Paul Volker expresidente de la Reserva Federal mandatado al respecto por el Presidente de los EE.UU. El primero ya solo puede aspirar a multar. El segundo, ya hace tiempo que renunció.

Lo único bueno es que esto se asemeja un balance post crisis, y es que de protestas y de ilusiones se alimenta el alma.