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La gran mentira: Eurovegas

Dice la inteligencia popular que para que una mentira sea creíble hace falta que sea la trola sea muy grande. Eso es lo que ha hecho Sheldon Adelson y el gobierno de Aguirre (ahora en manos de Ignacio González): prometer construir Las Vegas en Madrid, con una inversión de más de 10.000 millones de euros y crear 250.000 empleos. A partir de ese momento ¿quién se va a oponer a este regalo de los Reyes Magos en una región con cerca de 600.000 desempleados? La mayoría –incluidos los propios políticos del PP madrileño- no se cree que se vaya a llegar a esas cifras pero ¿y si por lo menos se construye un hotel resort y se crean dos mil empleos aunque sean de muy baja calidad?

Eurovegas no es el primer proyecto de estas características que los “vendesueños” estilo Adelson han colado a los políticos españoles. Tenemos importantes antecedentes: el primero y más cercano a Madrid fue el parque de atracciones de la Wagner Bross que le vendieron a Alberto Ruiz-Gallardón en San Martín de la Vega, a 20 kilómetros de la capital, donde les regalaron los terrenos y la Comunidad negoció con los bancos para financiar el proyecto. Todo regalado a los inversores e incluso se construyó una línea de tren expresamente hasta el complejo de ocio. Cinco años después el Gobierno madrileño tuvo que hacerse cargo del parque de atracciones porque no era rentable, a punto de cerrar en cualquier momento. Por supuesto el tren ya no funciona por falta de pasajeros.

Al Gobierno socialista de Castilla la Mancha el engaño, llevado a cabo por intermediarios de los Casinos de Las Vegas, con sede en la City de Londres desde donde funcionan en Europa este tipo de estafadores, le vendieron nada menos que construir la Ciudad del Juego más grande del mundo, por encima de la norteamericana, y les obligaron a construir un aeropuerto “privado” (el dinero era público de la Caja de Ahorros) para acoger a los millones de viajeros que se esperaban. Al final no llegó ni un euro de los prometedores inversores y hoy el aeropuerto y los terrenos comprados para hacer Las Vegas de don Quijote de la Mancha están vacíos.

Algo parecido le ocurrió al Gobierno, también socialista, de Aragón con otra agencia “vendecromos” de Londres que llegaron prometiendo construir en Los Monegros una macrociudad de ocio y juego. El asunto llegó tan lejos que autoridades autonómicas y municipales llegaron a expropiar el suelo que querían los inversores, que hasta hoy siguen sin aparecer.

Incluso sobre los propios terrenos donde se quiere a hacer ahora Eurovegas, Esperanza Aguirre y Alberto Ruiz Gallardón prometieron construir la Ciudad del Atlético de Madrid y un barrio de 22.000 viviendas de lo que nunca más se supo, aunque el presidente del club madrileño, Enrique Cerezo, siga diciendo que se hará junto a Eurovegas, como un aliciente turístico más.

Con estos antecedentes parece mentira que nadie se crea que Sheldon Adelson va a invertir un solo euro. Su plan es mucho más sencillo: tantear la posibilidad de crear un paraíso fiscal en el corazón de una capital de la Unión Europea donde se pueda lavar dinero opaco o negro. Si para ello tiene que llenar el primer hotel resort que va a hacer –con una réplica de Time Square- con figurantes, no le importaría.

El gobierno de Ignacio González ha aprobado una legislación especial para lo que llaman Centro Integral de Desarrollo (CID) donde se combinan las rebajas en los impuestos por las ganancias en el juego -del 45% actual a un tipo tributario único del 10%-, o que el impuesto de transmisiones patrimoniales tenga una bonificación del 95%, con fórmulas más laxas de contratación laboral o permisos especiales para fumar en sitios cerrados y práctica permitida de la prostitución. Además no
Eurovegas no pagará tasas municipales ni de juego.

Por poner un ejemplo que se comprenderá mejor: un chino o un ucraniano que quiera lavar su dinero opaco en Europa solo tendrá que pasarse una semana en el resort “Time Square” de Alcorcón (Madrid) y pagar ese 4% al Estado español. A partir de ese momento su dinero será tan legal como el que gana un funcionario en su nómina. Todo ello sin tener que recurrir a los bancos suizos –hoy llenos de chivatos que venden listas de defraudadores- ni a paraísos fiscales más complicados como Gibraltar o las Islas Jersey.

¿Y de dónde va a salir el dinero para la primera inversión? Según explicaron el presidente madrileño, Ignacio González, y el hombre de los negocios de Adelson, Michael Alan Leaven, Las Vegas Sand se compromete a poner 2.700 millones de euros para la primera fase, más los 4.000 millones que debería poner la banca, con lo que se construirían cuatro hoteles resort y dos casinos (por cierto el Casino de Madrid, instalado en Torrelodones lleva años con pérdidas) y que las obras empezarán a finales de este año después de que Adelson gane el concurso de adjudicación que se hará a su medida. Este primer complejo debería entrar en funcionamiento en 2017.

Ese es el contrato público, pero hay que leer la letra pequeña donde, por lo que sabemos en parte y en parte se puede intuir lógicamente, que Las Vegas Sand pretende pedir un préstamo a los bancos por 4.000 millones, con el aval del Gobierno de la Comunidad de Madrid, o del propio Estado. Lógico en alguien que como Leaven afirma que el proyecto se hará si ellos ganan dinero, que para eso vienen. Si esas es la única manera de asegurarse un beneficio seguro, no hay otro.

Las dudas vienen también por la participación o no, en el proyecto de la banca española que no está para muchas aventuras. El único que parece interesado en participar es Emilio Botín, cuya Ciudad Financiera –fruto de otro pelotazo urbanístico- linda con la futura Eurovegas y que, en parte, tiene ocioso y con muy poca rentabilidad un campo de golf y dependencias auxiliares que podría aportar. Otra cosa es que se le reclame dinero. El propio Santander, junto al BBVA y muchas Cajas de Ahorro, son dueños ¡, por activa o por pasiva, de gran parte de las 750 hectáreas de Alcorcón, donde se quiere hacer el complejo de juego. Es evidente que Las Vegas Sand lo que quiere es que los dueños del suelo lo aporten a cuenta de los beneficios futuros. Es decir que de desembolsar dinero para el suelo, nada de nada. Toda la inversión irá para hacer el primer Resort y luego ya se verá si se sigue o no.

El “caramelo” de Eurovegas es la promesa de crear decenas de miles de puestos de trabajo, pero hasta en ese punto Leven ya ha rebajado a 80.000 los 250.000 empleos prometidos por Esperanza Aguirre: habló de 10.000 puesto fijos por cada uno de los cuatro Resort que se van a hacer, más otro 10.000 indirectos. La tercera parte de lo prometido y sigue siendo increíble.