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Guerrra de damas

Ana Botella contesta a los ataques de Esperanza Aguirre por la tragedia del Madrd Arena firmando la protesta por el cierre del Hospital de la Princesa


La nueva guerra interna en el PP madrileño ya está servida. Si la salida de Esperanza Aguirre de la presidencia del gobierno regional fue saludada por la alcaldesa de la capital con una petición de Congreso extraordinario de su partido, en lo que todo el mundo vio un intento de cerrar el paso a Ignacio González y un asalto al poder territorial de los populares - creyendo tal vez que tendría los apoyos de la cúpula nacional - los dramáticos sucesos del Madrid Arena y las primeras respuestas del vicealcalde Miguel Angel Villanueva y la escapada de fin de semana de la alcaldesa le sirvieron a Esperanza Aguirre para pedir esclarecimiento y responsabilidades cayera quien cayera, en su condición de presidenta del partido.

Los choques entre las dos damas dirigentes del PP colocan a Mariano Rajoy y a Dolores de Cospedal ante una difícil papeleta: por un lado el presidente del gobierno desearía que Aguirre diera de forma definitiva un paso atrás y dejara la primera línea de la política, pero por otro no puede apoyar a Botella tras la maña gestión de la tragedia de Halloween y el cierre de filas que ha hecho con su equipo. Y la secretaria general, que ya apoyó a Ignacio González como sucesor de Aguirre no puede pasar por alto que la ex-presidenta se mantiene como una de las voces críticas desde dentro contra la política del Ejecutivo.

El nuevo campo de batalla es la Sanidad y las profundas reformas que el Ejecutivo de González quiere llevar a cabo, desde la privatización en la gestión de los nuevos hospitales que se construyeron en la anterior Legislatura, al cambio de uso del Hospital de la Princesa para convertirlo de generalista en especializado para la Tercera Edad, algo que no desean ni los médicos y trabajadores del centro, ni los enfermos y vecinos afectados por una medida que para muchos es un escalón más en la pérdida d e calidad de la sanidad pública.

Si González y el consejero Lasquetti justifican y defienden la medida dentro de los planes de ahorro a los que les obliga el gobierno central con sus recortes a las Comunidades autónomas, la alcaldesa Botella y su yerno, Alejandro Agag han aprovechado su visita a uno de los enfermos del hospital para firmar en contra de los planes previstos, una respuesta dura y directa que servirá tanto a los profesionales como a los partidos de la oposición para mostrar el rechazo que desde las propias filas del PP se tiene hacia los deseos del gobierno regional.

El abismo que ya separaba a Esperanza Aguirre y a Alberto Ruiz Gallardón como mandatarios de la Comunidad y el Ayuntamiento se ha trasladado a sus sucesores y amenaza con prolongarse en el tiempo hasta las próximas elecciones autonómicas y municipales, y a las posibles designaciones de Ignacio González y Ana Botella como candidatos, algo que puede favorecer los deseos de Rajoy de cambiar de forma radical la composición del cuadro de mandos del PP en Madrid. Ahí pueden entrar a jugar otras opciones, también con nombre de mujer, como pueden ser la Delegada del gobierno en la Comunidad, Cristina Cifuentes, y la actual ministra de Sanidad, Ana Mato, dos bazas que la dirección nacional se puede reservar para dentro de dos años y medio.

Si Ana Botella ha afirmado que no piensa dimitir, ni cesar por ahora a ninguna de las personas de su equipo más directamente relacionados con el Madrid Arena como son Miguel Angel Villanueva y Pedro Calvo; su rival, Esperanza Aguirre, ha decidido mantenerse al frente del partido en una bicefalia de poder que hasta hace unas semanas criticaba. Más libre para ejercer la crítica interna y pública de lo que estaba cuando se sentaba en su despacho de la Puerta del Sol, la hoy funcionaria de Turismo es un hueso muy duro de roer para sus propios compañeros de dirección.

Esta guerra interna del Partido Popular de Madrid pone a prueba, también, la capacidad de mando y organización de Maria Dolores de Cospedal en su doble papel de número dos de la Organización y de presidenta de Castilla la Mancha frente a otros dos adversarios de la talla de la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría y el "rescatado" Javier Arenas, los dos deseosos de que Cospedal deje el primero de los cargos, la primera para tener más despejado el terreno de sus aspiraciones futuras, y el segundo para volver a tener un poder que se le ha escapado tras los resultados de las elecciones andaluzas.