Ferrari gana dinero y pierde títulos
Salvo que se crea en los milagros, que es lo que necesitaría Ferrari para lograr que su monoplaza pudiera acortar esos segundos que le alejan de los puestos de cabeza en cualquier Gran Premio de la Fórmula 1, este año de 2014 será otro año de fracaso, algo que en Italia y en el seno del grupo Fiat no se le va a perdonar a su máximo responsable, Lucas Cordero di Montezemolo, el aristocrático y altivo presidente al que tanto John Elkann Agnelli como Sergio Marchionne parecen haberle puesto la proa tras su extensa " colección de disgustos".
Ferrari gano el año pasado 246 millones de euros, pero el dinero es sólo una parte de lo que se le exige a la mítica marca, todo un emblema nacional y que se está viendo " pisoteado" por escuderías que hace unos años eran meras comparsas en el gran circo de la velocidad. A Ferrari se le exigen victorias y no abandonos inesperados del circuito, como el que protagonizó en el último Gran Premio, Montezemolo, para no presenciar una durísima derrota a manos de Mercedes, que logró que siete de los diez coches que terminaron primeros llevaran motores suyos.
Si el nuevo director deportivo que ha sustituido a Stefano Domenicali no logra resultados inmediatos a partir de Japón, no sólo correrá la suerte del hombre que ha estado 23 años en Ferrari, también verá como el hombre que le ha colocado en ese difícil puesto sale por la puerta trasera tras llevar asociado a la marca del Cavallino rampante desde 1973, cuando se convirtió en el ayudante de Enzo Ferrari y que durante cuatro años dirigió los destinos de Fiat.
En la antesala esperan el ex piloto Gerard Berger y el actual director general de la empresa, Amadeo Feliza, dos hombres que quizás puedan darle a Ferrari los títulos a los que aspira cada año y a Fernando Alonso el coche y las armas para lograrlo. Una empresa nada fácil y que este año es casi imposible por la ventaja que ya han conseguido sus competidores. Si de milagros se trata, Montezemolo puede que pida la intervención divina a través de su primo el cardenal Cordero di Montezemolo, aunque no parece que el Vaticano tenga muchas influencias ni en la FIA, ni en el entorno del octogenario Bernie Ecclestone.