Convertidos en presidentes siameses, uno dentro y otro fuera y ambos apoyados por los 36 escaños que consiguió JxCat en las últimas elecciones autonómicas, Puigdemnt y Torra han convertido sus problemas personales en un problema nacional, más allá de sus deseos independentistas. Cita presidencial con las urnas a la vuelta de la esquina.
La presidencia de la Generalitat se complica con cada decisión judicial y con cada respuesta política. El presidente que fue a las urnas dimitió y se marchó a Bélgica para evitar ser detenido y está a la espera de que el suplicatorio judicial enviado al Parlamento europeo - que acaba de reconocerle la “propiedad” de su escaño - se apruebe y tenga que volver a España para ser detenido, enjuiciado y condenado.
Su sustituto hizo oídos sordos al requerimiento de la Junta Electoral Central para que retirara los lazos amarillo de la fachada de la Presidencia durante la última campaña electoral y la misma Junta le ha retirado su escaño, via secretario general del Parlament y tras haber enviado Xavier Muro esa decisión al presidente de la Cámara, Roger Torrent. El grupo de JxCat se opuso pero el resto de los grupos, conn ERC a la cabeza, lo admitieron. Quim Torra ya no es parlamentario autonómico, y María Senserrich es su sustituto. Durante año y medio no puede ostentar cargo público alguno.
El presidente de la Generalitat se elige entre los parlamentarios, pero ¿ qué pasa si se es elegido de esa manera y luego uno deja de ser parlamentario?. ¿Pierde de forma automática la condición de presidente?, ¿tienen que emitir los servicios jurídicos de la Cámara catalana un nuevo dictamen?. Las preguntas se suceden mientras las propias decisiones de la Junta Electoral están en entredicho.
Más duda jurídicas: si Quim Torra sigue de presidente aunque no sea parlamentario puede convocar elecciones autonómicas, tal y como lleva semanas amenazando al resto de fuerzas políticas, pero si ese cargo está en entredicho y a la espera de nuevas decisiones jurídicas, ¿ sería válida la convocatoria electoral en caso de que se produjera?. ¿Se tendrían en cuenta los tiempos legales de la posible cita con las urnas?.
Y seguimos: ¿ sin condena por medio y aceptada por el Parlamento europeo su condición de eurodiputado podría presentante Carles Puigdemont como candidato o hacer campaña en España amparado por su “carnet político europeo” y beneficiado por la lentitud de los trámites en Estrasburgo ?.
Si Pedro Sánchez mantiene su deseo de entrevistarse con el presidente de la Generalitat, ¿esperará a las decisiones jurídicas que se tienen que producir tras la retirada del escaño a Torra ?. O, aprovechando la buena sintonía con ERC y con el ofertado cambio en la Legislación penal, eligirá al vicepresidente Pere Aragonés para ese envite?. Puede que con la táctica de esperar y ver decida que lo mejor para sus intereses y para los del país en su conjunto lo deseable sea esperar a una convocatoria electoral en Cataluña y dejar que las urnas decidan a los interlocutores.
La interpretación de las leyes permite, cuando no se especifican casos como los que estamos viviendo, decir una cosa y la contraria, sin que los altos tribunales de España y Cataluña se pronuncien de forma tajante. Desde las atribuciones de la JEC a las del Parlament. Los líderes de JxCat necesitan tiempo para reorganizarse. Los de ERC, PSC y Podemos prefieren elecciones en Primavera. Y la España global que Cataluña deje de ser un problema sin solución.
