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Arrimadas, la mujer frente a una esfera de tres centímetros
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Arrimadas, la mujer frente a una esfera de tres centímetros

lunes 18 de noviembre de 2019, 13:41h
Sin escapatoria posible Inés Arrimadas ha presentado su candidatura para suceder a Albert Rivera al frente de Ciudadanos. O se convertía en líder o dejaba la política arrastrada por el tsunami político del 10N. Optó por ser “fuerte y valiente” y por intentar que las siglas y el partido que nacieron con la misión de facilitar los gobiernos de derechas e izquierdas en España no desaparezcan.

Para comprender a la política que derrotó al independentismo catalán en unas elecciones autonómicas hay que leer al argentino Jorge Luís Borges en su colección de 17 cuentos, los que están encerrados bajo el título de uno de ellos “ El Aleph”. Inés sería la protagonista, la Beatriz Viterbo que mira a la pequeña esfera tornasolada de tres centímetros en la que el pasado, presente y futuro coinciden y en la que todo está escrito: la confianza en la fundación del partido en el que entró en 2011, la realidad de su triunfo en Cataluña y de su hundimiento en Madrid, y la esperanza de lograr un inesperado milagro en el futuro al frente de ese mismo partido.

Sin la presencia del grupo de consultoría fundado y dirigido por Gregori Cascante en Jerez la vida de la hija de dos emigrantes salmantinos como Rufino e Inés sería muy distinta. En su ciudad de nacimiento ,y tras licenciarse en la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla, entró a trabajar en Daleph, un nombre elegido como homenaje al escritor argentino y su veneración por todo lo fantástico y lo secreto.

En el moderno cuento que han escrito Rivera y Arrimadas, Ciudadanos sería “La casa de Asterión”, con el mismo Albert en el papel del mítico Minotauro que es consciente de que debe morir para escapar del destino que le han fabricado los Dédalos financieros, constructores de su particular Laberinto.

Es difícil entender la vida política del ex dirigente de Ciudadanos sin su paso previo por La Caixa; y lo mismo ocurre con Inés y sus seis años en Daleph. Los dos abandonaron sus trabajos por dedicarse a la “res pública” y los dos triunfaron hasta que el cuento de príncipes y princesas se trasformó en un relato de terror. El asalto a los cielos, al palacio de invierno de la derecha española, se convirtió en el descenso a diez diputados y un sinfín de acuerdos de gobierno en autonomías y ayuntamientos en los que el ganador de todos los combates es el Partido Popular y el guardian de las esencias se llama Santiago Abascal.

Al igual que en el cuento de Asterión, el Minotauro Rivera, en su despedida, pudo haber leído unas líneas debidas a Borges: “ se me acusa de soberbia y tal vez de locura”, para acto seguido y aceptadas ambas anunciar que se marchaba a su propio exilio sin dejar sucesor al frente del partido. Sin querer, tal vez, imitando a un gallego creyente en meigas y conjuros llamado Mariano Rajoy.

Con su “paso al frente” Inés Arrimadas ha cortado las ambiciones que todo poder aglutina a su alrededor por pequeño que sea. Los Villegas, Marín y Aguado tendrán que esperar. Si Ciudadanos sobrevive a su “desprendimiento” habrá superado la maldición del centro político en España, la misma que acabó con la UCD y el CDS de Adolfo Suárez, el Partido Reformista de Antonio Garrigues y Florentino Pérez, el UpyD de Rosa Díez y todo el resto de experimentos entre la socialdemocracia ye l liberalismo que se han intentando al margen de los dos partidos que, a garrotazos como en el cuadro de Goya, han gobernado en este país durante 40 años.


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