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Los escaparates rotos del club Errejón
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Los escaparates rotos del club Errejón

martes 24 de septiembre de 2019, 14:16h
Los resultados electorales del 28 de abril alejaron la sombra de las dudas en el club de simpatizantes de Iñigo Errejón. Unidas Podemos había fracasado perdiendo casi la mitad de los diputados conseguidos cuatro años antes. A Pablo Iglesias le dieron por amortizado y se dispusieron a colocar en el escarate de las elecciones autonómicas y municipales lo mejor de cada casa.

Casi lo consiguen el 26 de mayo pero la suma de diputados autonómicos, por un lado, y la de concejales, por otro, se convirtieron en una lluvia de piedras sobre el gran escaparate que era Madrid, y desde el que pensaban seducir y arrastrar a los de otras ciudades, con Barcelona, Valencia y Cádiz a la cabeza, siempre que en esos Ayuntamientos la izquierda conservara al poder.

Gobernando la Comunidad madrileña y el Ayuntamiento de la capital, tanto Errejón como Manuela Carmena pensaron - y puede que hasta lo tuvieran hablado y comentado - que era muy facil convencer a Ada Colau, Mónica Oltra y José María González de que se sumaran al nuevo partido, con poder real en las instituciones, con capacidad financiera desde las instituciones, y sin el “lastre político y social” que le asignaban al duo que dirigía Podemos. Tambien contaban con el cambio de alianzas al que se vería obligado Alberto Garzón si quería seguir al frente de Izquierda Unida.

El poder de atracción que se iba a irradiar desde el centro neurálgico del país al resto de España iba a ser tan grande que hasta muchos de los integrantes de Podemos no dudarían en cambiar de siglas. Dieron por enterrado el proyecto que habían abandonado, y con sus análisis de laboratio académico se dispusieron a convertirse en la formación bisagra que ayudara al PSOE de Pedro Sánchez a gobernar.

Rotos los grandes escaparates por el triunfo de la suma de las tres derechas, con Martínez Almeida en el Ayuntamiento y Díaz Ayuso en la Comunidad, durante cuatro largos meses ni Errejón, ni sus fans han sabido qué hacee con el madrileño club de Más Madrid. Ni quieren, ni pueden cerrarlo. Tan sólo cambiarlo e intentar convertirlo en una franquicia nacional, una idea que sí puede tener patrocinadores y hasta clubs locales de seguidores que intenten conseguir los aforos ( votos ) suficientes para mantenerlos en pie hasta las siguientes elecciones.

Puede que la valenciana Oltra esté dispuesta a invertir imagen y esfuerzos en el proyecto, siempre dejando una puerta abierta ante el desastre, que sería la pérdida del solitario escaño conseguido por Balldoví. Las dudas del resto de sus colegas alcaldes son muchas y cargadas de lógica. Ven más problemas que beneficios en sus territorios y saben que detrás de las proclamas de Errejón y su núcleo duro hay bastante más de venganzas personales que de proyecto y programa político diferenciado del de Iglesias, Garzón y Unidas Podemos.

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