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Toda España es el auténtico Camarote de los hermanos Marx
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Toda España es el auténtico Camarote de los hermanos Marx

viernes 12 de junio de 2020, 12:32h
El PP de Pablo Casado quiere que Europa nos vigile los dineros que pueda darnos para combatir la crisis. Lo ha pedido la ex ministra Dolors Monserrat. Al expresidente González le gusta Merkel y no le gustan nada ni Sánchez ni Iglesias; y al expresidente Zapatero no le gustan los USA de Donald Trump. La jueza Rodríguez Medel archiva la causa contra José Manuel Franco y el Tribunal Constitucional tiene a sus dos Salas enfrentadas. Toda España es el auténtico Camarote de los hermanos Marx, con el Congreso como foto fija.

Sabemos que nos hace falta dinero, mucho dinero para reconstruir este país, y que no lo tenemos. Sabemos que las pensiones se tendrán que congelar, que es lo mismo que asumir que bajará la capacidad adquisitiva de los pensionistas. Sabemos que la cobertura del paro entrará en confrontación directa con el Salario Mínimo Vital, y que éste va a generar tantas dudas como “pillerías” de los más aprovechados. Sabemos que ni el Ministerio, ni las Conserjerías de Educación de las Comunidades Autónomas saben qué hacer con la Educación en sus distintos niveles.

Sabemos más cosas: que en el Gobierno, los ministros no están casi nunca de acuerdo, que basta que uno de ellos se pronuncie sobre un tema para que de forma automática un compañero de Gabinete diga lo contrario. Sabemos que la titular de Economía, Nadia Calviño, puede presidir el Eurogrupo, lo que confirmaría la crisis en el equipo ministerial y el relevo en más carteras.

Más cosas que sabemos: que Pedro Sánchez y Pablo Iglesias hablan por debajo de la mesa mientras sus compañeros se pelean por un titular en los medios de comunicación; que Irene Montero quiere y tiene casi todo el poder dentro del disminuido Podemos; que Alberto Garzón no tiene mucho que decir en Izquierda Unida y que ésta tiene aún menos que decir en la vida política de hoy; y que hay dirigentes del PSOE que estaban y están conspirando de forma continuada, con prisas y sin pausas contra su secretario general y presidente del Gobierno.

Hemos descubierto, como de casualidad, que nuestros 170 representantes en las Olimpiada militares que se celebraron en Wuhan a finales de octubre de 2019, ya sospecharon que el virus que contagió a una parte de la expedición no era una simple gripe, y que la ministra Robles casi lo convierte en un secreto de estado. Ahora se les van a hacer las pruebas pertinentes. Nunca es tarde si la verdad aparece.

Y las cifras, que siempre dan una imagen real de la tragedia: de los 50.000 muertos que se contabilizarán como atribuibles al Covid19 y a sus consecuencias directas e indirectas, casi la mitad fallecieron en las residencias. Como dan una prueba incontestable de las malas y apresuradas e injustas reacciones las cartas del Consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid y su pelea con el depuesto responsable de esas instalaciones.

Felipe González ha dado una conferencia telemática y ha aprovechado para darle unos cuantos bofetones a Pedro Sánchez, unas cuantas patadas a Pablo Iglesias, unos tirones de oreja a Pablo Casado, un portazo a Torra, Junqueras, e incluso Urkullu, y ha pedido casi lo imposible: que los dirigentes de las fuerzas políticas se preocupen de los problemas reales de los españoles, que se guarden las navajas, que dejen en paz la Constitución por el peligro de derivar España en un conjunto de “Reinos de Taifas” y que la reconstrucción exige acuerdos. Se trata de hablar poco y hacer mucho. Su ejemplo es Angela Merkel.