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Urkullu y Feijóo deciden examinar a Sanchez en julio
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Urkullu y Feijóo deciden examinar a Sanchez en julio

martes 19 de mayo de 2020, 13:42h
El virus, los muertos, las carencias sanitarias, las compras de material, las residencias de ancianos, el nivel hospitalario, esos son los temas que se van a juzgar, los que van a centrar los discursos electorales

Los dos presidentes en funciones de Euskadi y Galicia van a obligar a Pedro Sánchez a examinarse en sus autonomías el 12 de julio. Serán dos exámenes “por poderes” ya que los que se presentan a las urnas con los colores del PSOE son Idoia Mendía y Gonzalo Caballero. Hay una única asignatura: la pandemia y sus consecuencias sanitarias y económicas.
Poco tiene que ver este examen político con el que iba a tener lugar el cinco de abril y que se anularon a mediados de marzo. Son apenas 98 días pero parece que haya transcurrido toda una Legislatura. El temario ha cambiado y el más pejudicado con ese cambio va a ser el gobierno, que es en realidad el que se presenta a la convocatoria.

Los ciudadanos de Euskadi y de Galicia van a dar sus votos- sus notas - a Pedro Sánchez y sus ministros. Los temas autonómicos también serán analizados y juzgados a través de la respuesta que han dado las administraciones y, sobre todo, los gobiernos a la crisis sanitaria. El virus, los muertos, las carencias sanitarias, las compras de material, las residencias de ancianos, el nivel hospitalario, esos son los temas que se van a juzgar, los que van a centrar los discursos electorales. Y junto a ellos y al mismo nivel la esperanza de futuro que tengan cada uno de los votantes.

Si los 30.000 muertos oficiales y las distintas fases del estado de alarma han dejado una impresión en cada ciudadano, en estos treinta días que quedan para ir a votar esos mismos ciudadanos están esperando que les informen sobre su inmediato futuro a nivel laboral y familiar. Quieren saber qué va a ser de sus vidas y quieren que los gobernantes de hoy y los que salgan de las urnas les ofrezcan una esperanza creible.

De los dos presidentes autonómicos el que mejor lo tiene para repetir es el vasco.Iñigo Urkullu sabe que no tendrá la mayoría absoluta de los 38 escaños. El PNV nunca la ha tenido.

Siempre ha tenido que pactar, incluso cuando perdió el gobierno y se lo dejó por una Legislatura al socialista Patxi López. En 2016 consiguió 29 diputados, ganando dos respecto a 2012; por los 17 de Bildu, que perdía cuatro; los once de Podemos, que entraba por primera vez en el Parlamento; los nueve del PSE, que perdía siete; y los también nueve del Partido Popular.

El lendakari tiene todo a su favor. Con los resultados de hace cuatro años, ni todos los grupos a su izquierda llegarían a esos 38 escaños que dan la mayoría absoluta, aunque dependería del PP para la investidura. Esos son los números en frío, la realidad es que Urkullu, Ortuzar y el PNV pactaron con Pedro Sánchez la moción de censura contra Mariano Rajoy y han pactado y aprobado todas las fases del estado de alarma. Tienen por delante aprobar la nueva petición bajo la presión de las urnas y los escarceos del Gobierno central entre los apoyos iniciales de los republicanos catalanes de Orio Junqueras y ERC y el nuevo centrismo de Inés Arrimadas con Ciudadanos.

En Euskadi, al igual que pasará en Galicia, se valorarán los resultados con la vista puesta en Madrid. Es muy posible que el PNV repita resultados e incluso que los mejore con uno o dos diputados más. Por la izquierda la competencia está entre Bildu, con Maddalen Iriarte de candidata, y Miren Gorrotxategui, que es la cabeza de lista de Elkarrekin Podemos. Fuera de foco,pero con importancia para la hora de los pactos, van a quedar los socialistas con Idoia Mendía, que si consigue mantener los nueve escaños podrá estar satisfecha; y los populares que han “rescatado” a Carlos Iturgaiz para que lidere sus listas.

Ni Ciudadanos, ni Vox consiguieron escaño en 2016 y lo tienen muy difícil para el 12 de julio. Un representante en el Parlamento vasco para cualquiera de los dos sería una victoria, tanto para Arrimadas como para Abascal. Son elecciones autonómicas pero conmucho mayor contenido nacional que en las anteriores convocatorias. Premios y castigos para las direcciones nacionales, con el juicio al actual Gobierno central y al principal partido de la oposición en primer lugar.

En Galicia, Alberto Núñez Feijóo no tiene margen de maniobra, al igual que no lo ha tenido en todas ycada una de las anteriores citas con las urnas. Sin mayoría absoluta no podrá formar gobierno ya que es muy posible que si suman 38 escaños sea un tripartito de izquierdas quien se haga cargo de la gestión desde Santiago de Compostela. Salvo que se de nuna circunstancia, posible pero poco probable: que Ciudadanos o Vox consigan ese escaño que le pueda hacer falta al presidente del PP en esa Comunidad.

En 2012 y 2016 a Feijóo le sobraron tres diputados para gozar de mayoría absoluta. Los 41 que consiguió en ambas convocatorias y han estudiado planteamiento durante la crisis, más dialogante con el Gobierno central que sus compañeros de Madrid, sin por eso perder el sentido de la crítica a la actuaciones de Sánchez y sus ministros, pueden proporcionarle una nueva mayoría absoluta.

Si Feijóo repite sin necesidad de ayuda exterior, la prueba del 12 de julio recaerá sobre el conjunto de la oposición de izquierdas, desde el PSG de Gonzalo Caballero, que parte de los 14 escaños conseguidos hace cuatro años, al Podemos de las Mareas de Antón Gómez Reino - envuelto en peleas internas y provincianas y con el mismo número de diputados que los socialistas- y al Bloque Nacionalista Gallego de Ana Pontón, que renació en las pasadas elecciones generales y municipales de 2019, y que obtuvo unos muy discretos seis representantes en 2016.

Tanto en Euskadi como en Galicia se va a tener en cuenta y va a jugar un papel, quizás decisivo, la abstención. En las dos últimas convocatorias estuvo por encima del 36% en ambas Comunidades. Y un dato que sirve para hacer un retrato más preciso del hombre que hoy es el jefe del Gabinete de Pedro Sánchez y encargado de definir la España del futuro, Ivan Redondo. Si en 2011 “consiguió” que sus asesorados, José Antonio Monago y Xavier Gaarcía Albiol lograran sorprendentes victorias en Extremadura y Badalona, un año más tarde no lo lograría con Antonio Basagoiti en Euskadi. Quizás esa derrota en su tierra le cerró las puertas del núcleo central del PP de Mariano Rajoy y le abrió los caminos que llevaban a Podemos y al PSOE.