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Los dos años negros que asustan a Sánchez
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Los dos años negros que asustan a Sánchez

lunes 27 de abril de 2020, 23:08h
Este año, negro como la pez, que se nos cae a pedazos va a quedar reflejado en los libros de historia como el peor desde que la democracia regresó a España en 1977. Y el que viene no parece que vaya a mejorar mucho. A la crisis sanitaria por la pandemia le va suceder la crisis económica y dentro de las dos la guerra política.

Este 2020 v a a ser el año de los grandes recortes en casi todo, el año de la desesperanza para millones de familias, el año de las grandes y pequeñas manifestaciones de todos los sectores y todas las clases sociales, el año en el que los españoles más vamos a dejar de confiar y de creer en nuestras instituciones, desde la Corona a la Justicia pasando por partidos, sindicatos, empresarios...ni uno solo de los organismos que constituyen el armazón de un estado moderno se va a salvar de la hoguera que está produciendo la pandemia del coronavirus

España se nos cae a pedazos por los cuatro costados y el sistema política y la Constitución que nos dimos hace 35 años necesita de arreglos urgentes, sobre todo en el ámbito de su estructura y andamiaje político. Las 17 autonomías pugnando por cambiar las reglas de juego que dicta el gobierno central para salir del confinamiento son el mejor de los ejemplos. Como lo son las guerras políticas, judiciales y sociales que se anuncian para los próximos meses.

Va a haber más paro que nunca y con menos perspectivas de encontrar trabajo tanto para los más jóvenes como para aquellos que ya se mantenían a base de trabajos precarios y mal pagados. El poder adquisitivo va a seguir bajando mes tras mes. Las pensiones será difícil que se mantengan en el IPC por más acuerdos y declaraciones que hagan desde el Gobierno sus dos socios.

La sanidad, tras las grandes privatizaciones iniciadas por José María Aznar y continuadas con fervor por Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy ya no alcanza a todos con los mismos derechos. La justicia es atacada por sus actuaciones que, a juicio de una parte de la clase poítica, perjudica a los que menos tienen o militan en la izquierda.

La educación ya no tiene donde colocar sus límites y sus reglas, desbordada por la crisis vírica y los periodos del estado de alarma. Tendrá que abordar su enésima reforma con los mismos desacuerdos y enfrentamientos que todas las anteriores. Los nacionalismos rebrotan con fuerza sobre todo en Cataluña, pero sin olvidar a Euskadi y al resto de autonomías que han buscado en sus Estatutos igualarse a las lamadas Comunidades históricas. Nuestra política exterior era y es inexistente y hemos dejado que nuestra representación en instituciones tan importantes como el Banco Central Europeo haya perdido importancia. Y la imagen que tenemos los españoles de nosotros mismos ha retrocedido casi a los tiempos del franquismo.

Hecho este bosquejo de nuestra España 2020, un año malo donde los haya, solo cabe decir al futuro 2021 que no vaya a ser peor, bastante peor, con más paro, menos prestaciones sociales a todos los niveles, más conflictos en las calles ante la falta de respuestas de los gobernantes, menos actividad económica, menos consumo, y una falta de credibilidad por parte de la clase política que difícilmente se va a restaurar entre los ciudadanos.

Todos nos pasamos, todos los días, hablando de ese tobogán que hasta hace unos meses nos era desconocido: la prima de riesgo que va a volver subir , se aborde como se aborde en España y en Europa. Ya cruzamos una vez la barrera maldita de los 300 puntos básicos respecto a Alemania, siguió subiendo, pasó de los 600, volvió a bajar y ahora mirando al futuro nos encoge los corazones y los bolsillos al menor estornudo que se produzca con el déficit fiscal de Estados Unidos,. con la enésima reunión de la Comisión Europea, con unas declaraciones de los responsables del Banco Central Europeo o del Fondo Monetario...

Se nos advierte y asegura que España no va a poder aguantar en la situación actual, en la que pese a todo llevamos más de un año. Ya nos pedían un recorte de 9.000 millones, y puede que Pedro Sánchez tenga que enfrentarse al "rescate" que consiguió eludir Mariano Rajoy, pese a que desembocó en el "rescate a la banca", que no es sino más deuda de todos, y por la que ya cada año pagamos de intereses una cantidad que es inasumible ahora y mañana, y pasado mañana. Una cantidad - la del total más los intereses - que no podremos pagar nunca, que nos mantendrá endeudados por generaciones, y de la que sólo saldremos si nos hacen una "quita" como a Grecia. Esa es la realidad, el resto, cuentos chinos. Si ahora no se aprueba en Bruselas una ayuda a fondo perdido y se aumenta la deuda neta de los países, con España a Italia a la cabeza, nuestros tartaranietos seguirán pagando la mala administración de los políticos de hoy, los dispendios de una España mal dimensionada y peor preparada ante grandes catástrofes.

El último canto a la mínima esperanza por parte del Gobierno trata de convencernos a los españoles de que a partir del último trimestre de este año las cosas empezarán a mejorar, se empezará a salir de este agujero negro en el que nos encontramos. Y al mismo tiempo que nos aseguran de ese hecho "cierto" desde las tribunas más independendientes confirman que la economía se va adesplomar y que habrá que esperar a 2021 para hablar de crecimientos raquíticos del 0,5% por lo menos hasta 2022 sabiendo que para que se cree empleo, haya trabajo, regrese el consumo y el crédito tendríamos que crecer por encima del dos. Habrá que creer en los milagros de una vez por todas.

Mientras eso ocurre, mucho me temo que nuestros políticos, los que gobiernan y los que están en la oposición van a tener que seguir recortando por todos los sitios: recortando el estado que se nos ha quedado muy grande, como un traje a la persona que ha adelgazado 40 kilos; y viendo como pueden evitar recortar aún más las pensiones, la educación, la sanidad, los servicios sociales, el número de funcionarios...incluso es posible que asuman que tienen que recortarse a ellos mismos, algo a lo que hasta ahora se resisten con notable denuedo. Sería lógico que aprendieran de los fallos estructurales que tenemos y los abordaran.

¿Vá a aguantar España sin resquebrajarse la nueva suma de malas noticias que se va a añadir a la que ya acumula en este 2020 que se acerca su mitad?. Es la pregunta cuya respuesta asusta a nuestros gobernantes. Ellos, los que ocupan el poder confían en la lejana fecha de 2022 para que se pueda notar una pequeña pero cierta mejoría, y así afrontar las elecciones que toquen un año más tarde en caso de que se agotara la Legislatura, ncon alguna garantía de éxito. Y en esos dos años largos que quedan dedicarse a capear el temporal, navegar por Europa de la mejor manera posible, ver que pasa año en Cataluña con Quim Torra, una vez aprobados unos Presupuestos inservibles; y en Euskadi con Iñigo Urcullo; y en Galicia con Núñez Feijóo. Si mira a Europa verá que en Francia han dejado a medias sus elecciones y en Alemania con la despedida de Angela Merkel

A Pedro Sánchez y Santiago Abascal, pasando por Pablo Casado, Pablo Iglesias e Inés Arrimadas, les espera pelearse hasta la extenuación en sus conflictos internos, y salvar el sillón que ocupan en este momento frente a sus propios compañeros de partido. En Ciudadanos este mis fen de semana en el Congreso telemático que van a celebrar durante cuatro días.

Un panorama negro el que aparece en el horizonte y en el que nos gustaría ver un cambio radical de actitudes por parte de los principales protagonistas de nuestra vida pública, a semejanza de lo que lograron en Alemania, en Italia, y en Portugal con modelos distintos pero coincidentes en el pacto de estado y de gobierno de todas o al menos las principales fuerzas políticas. Un pacto de unidad que se transmitiera a los ciudadanos desde el ejemplo y no desde los intereses partidistas y los personalismos. Otro milagro.