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La maldición de las tres hermanas
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La maldición de las tres hermanas

miércoles 19 de febrero de 2020, 13:09h
El presidente Sánchez pacta con el penado Junqueras y sin hablar con el presidente Torra iniciar la mesa de negociacion el 24 de febrero. Cataluña es la primera de las “Weird Sisters”, las tres hermanas que avisaron de la maldición que pesaba sobre el Reino. Las otras dos son Galicia y Euskadi. Las urnas son el caldero que hierve.

Sin Presupuestos Generales del Estado para este año, sin renovación del Consejo General del Poder Judicial, con discrepancias en el seno del Gobierno sobre la aplicación de tasas e impuestos, y con manifestaciones sectoriales en las calles las sesiones de control al Ejecutivo se parecen cada vez más a una representación de Mcbeth, la tragedia de Shakespeare, con la maldición de las tres hermanas o brujas por medio.

El Parlamento se ha convertido en un muro en el que se va a estrellar una y obra vez el Gobierno. Le pasaba a Mariano Rajoy y apostó por lo decretos leyes hasta el límite legal de los mismos. Se lo advirtió la oposición desde el minuto uno: no habrá periodo de gracia, ni aprobación con sus votos de aquellos temas de estado que exijan la mayoría absoluta o de los dos tercios.

Los 160 escaños de que dispone Pedro Sánchez no dan para más. Tampoco para menos. Llegar a los 176 sies que necesitan la mayoría de los proyectos de Ley es imposible sin el apoyo de los nacionalistas vascos, catalanes y gallegos. Y los tres tienen elecciones de cuyo resultado dependerá su posición a nivel del estado.

La maldición que acompaña a las tres autonomías es mucho más vieja que nuestra actual democracia. Fue uno de los problemas que tuvo que afrontar la II República y que parecía capaz de resolver hasta el levantamiento militar del 18 de julio de 1936. Lo había tenido la monarquía de Alfonso XIII, que quiso resolverlo por la vía militar de Primo de Rivera; y lo tuvo la Dictadura de Francisco Franco, que no lo resolvió en su fondo pero si lo aletargó en sus formas con la política del palo y la zanahoria.

Del caldero electoral puede salir el antídoto que resuelva parte del problema o que lo mantenga duranten 12 meses más. Habrá que esperar al resultado del cinco de abril en Euskadi y Galicia para comprobar el estado real de los partidos y de la fuerza de que disponen en esas autonomías. La proyectarán sobre el resto de España y sobre el goberno de concentración de Sánchez.

Dos semanas más tarde el encargado de medir la temperatura internacional de nuestro país será el propio Rey Felipe VI con su visita oficial a Estados Unidos. Allí será Donald Trump el que le haga saber de primera mano sus opiniones sobre las actuaciones de nuestro Ejecutivo. Y sobre la salud que quiere para nuestras empresas y productos. No pinta muy bien.

Luego llegará Cataluña y sus propias urnas. Todavía sin fecha y con el propio nacionalismo enfrentado por ver quien coge el bastón de mando de la Generalitat. Puigdemont contra Junqueras. Este dudando entre avanzar o retroceder en sus aspiraciones. El PSC esperando el milagro de llegar al Gobierno y Podemos esperando que la Cup no le coma más terreno a la izquierda. Y la derecha decidiendo una lista única para evitar el naufragio.

Mientras tanto, con la eterna Cataluña como problema, y la nueva Venezuela como munición de apoyo, el Congreso se olvida de lo sustancial y se queda con los puñetazos.