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La oferta imposible de Casado a Sánchez
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La oferta imposible de Casado a Sánchez

martes 18 de febrero de 2020, 13:01h
En la reunión entre el jefe del Ejecutivo y el jefe de la oposición pasó lo que tenía que pasar: educación en las formas y nulo resultado en las propuestas. Lo que quería Pablo Casado era un no y lo consiguió. Su oferta era imposible de aceptar y Sánchez dijo no al órdago.

El Estado ( España en su conjunto ), la política de Estado ( con mayúsculas ), las razones de Estado ( que debían servir a todos ), el bien del Estado ( que es de todos ) los acuerdos de Estado ( que no de partido ) no aparecieron durante la primera entrevista entre los dirigentes de las dos primeras fuerzas de nuestra democracia. Los dos lo sabían y los dos aceptaron hacerse una fotografía de salón, una imagen para colgar en todos los medios informativos y que les sirviera para mostrar su talante negociador y abierto.

Educación entre ambos, sí; voluntad de encontrar una base de acuerdo para algunos temas de los llamados de estado, no. Plantear una reunión para hablar de todo es demostrar que no se quiere avanzar en nada. La cita de Moncloa entre Sánchez y Casado no era una cita a ciegas, pero sí una cita entre un sordo y un ciego. Uno no quería ver y el otro no quería oír.

Si le dices al jefe del Gobierno que debe abandonar a aquellos que le han apoyado para llegar donde está y que tiene que dejar a un lado su programa económico para poner en marcha el tuyo, lo más probable es que salgas del palacio de La Moncloa muy contento: has conseguido que todo siga igual. Y que el anfitrión se quede de la misma manera: he hecho lo que he podido ante la cerrazón de mi invitado.

Tras recibir al presidente del PP la lógica parlamentaria llevaría a que Pedro Sánchez recibiese al resto de los líderes con representación en el Congreso, en orden decreciente con los escaños conseguidos. Si dejamos a un lado a Podemos, por estar sentados sus máximos responsables en el Consejo de Ministros, le tocaría ir a Moncloa a Santiago Abascal como líder de la tercera fuerza política del país. Salvo que se aplique la teoría del avestruz: la ultraderecha o la derecha más radical que representa Vox no existe, pues no la quiero ver.

De ser así, los próximos en llegar a los sillones blancos de la presidencia del gobierno deberían ser los representantes de ERC - Junqueras sigue en la cárcel y no parece que le fueran a dar permiso para visitar Moncloa - con Pere Aragonés, el vicepresidente catalán o Gabriel Rufián como máximo exponente del partido en Madrid. Le seguiría Inés Arrimadas como portavoz parlamentaria del descabezado partido que quiso ser centrista y se olvidó de ese propósito en el camino.

Aparece en el siguiente escalón un problema de carácter internacional. El máximo responsable de JxCat sigue siendo Carles Puigdemont, que tiene carnet de europarlamentario y que está a la espera de lo que decidan en Estrasburgo sobre las peticiones de la Justicia española. ¿Podría venir a Madrid, a entrevistarse con el presidente Sánchez sin ser detenido en la frontera?. ¿ Su carácter de aforado le ahorraría su paso por una celda en España?. ¿Tendría que ser expulsado de inmediato?. Todas las preguntas se resuelven dejando que a la posible entrevista venga otro de los dirigentes. Para empezar Quim Torra, que así devolvería la visita que le hizo Sánchez en la presidencia de la Generalitat.

El resto de los líderes/representantes políticos deberían cerrar los protocolarios encuentros hasta cerrar con el solitario de Teruel Existe. Una cadena que, de alargarse, entrará de lleno en las campañas electorales de Euskadi y Galicia, y los efectos que puedan tener en ambas los encuentros en el palacio de La Moncloa. Buenos y malos, por supuesto.