Quien puede quitarle la presidencia el líder autonómico del PP se llama Santiago Abascal. Basta con mirar los resultados de los comicios de 2015, 2016 y 2019 para comprobarlo.
Ni Pablo Casado, ni Inés Arrimadas tienen fuerza electoral para negociar en Euskadi. Tampoco la tienen en Galicia. En el territorio de Alberto Núñez Feijóo quien puede quitarle la presidencia el líder autonómico del PP se llama Santiago Abascal. Basta con mirar los resultados de los comicios de 2015, 2016 y 2019 para comprobarlo.
En el País Vasco el PNV, entre las elecciones autonómicas de 2016 y las generales de noviembre de 2019, mantuvo una fidelidad de electorado muy grande. 397.664 votos en las primeras y 377.423 en las segundas. Los 29 escaños que logró Urkullu sobre un total de 75 que conforman el Parlamento vasco no corren peligro. Puede haber una pequeña variación de uno hacia arriba o hacia abajo, pero nada más.
Le pasa lo mismo a HB Bildu, con apenas diferencias de 4.000 votos entre 2016 y 2019. Otra fidelidad en la izquierda radical vasca que hay que considerar cuando se empiece a hablar de investidura y acuerdos de gobierno. Entre los dos partidos nacionalistas sumaron en ambas citas con las urnas un poco más de seiscientos mil votos. Doscientos mil más que el resto de formaciones que se presentaron y consiguieron escaños.
Vox no se presentó en las autonómicas de 2016 y aparece el 10 de noviembre del año pasado, en la segnda convocatoria de las generales con 28.659 votos, mientras que Ciudadanos que había tenido 21.362 en la cita regional se quedo en 13.000 tres años más tarde, una tendencia a la baja que se mantiene tal y como señalan todos los sondeos de las últimas semanas.
La clave de lo que pasará en Euskadi está en la otra izquierda, la españolista, la que forman el PSOE y Podemos, con diferencias estratégicas importantes pero que han logrado formar el primer gobierno de coalición a nivel del estado. Con ayuda directa del PNV, no conviene olvidarlo de cara al próximo mes de abril.
Los socialistas, que eran cuarta fuerza parlamentaria a nivel autonómico en 2016, por detrás de Bildu y de Podemos han adelantado en el último diciembre a los dos, gracias cien mil votos que añadieron a los 126.139 que recibieron en aquel año. Si se repite la estrategia en la formación del actual gobierno nacional y los pactos que lo han permitido, Urkullu y sus compañeros del PNV se inclinaran por mantener el pacto con Sánchez e Iglesias, dejando a un lado a los más radicales de Bildu.
El PP consiguió 107.357 votos en 2016 y cuatro mil menos en 2019. Los nueve escaños puede que los mantenga sin que necesite la ayuda de Ciudadanos. Es la presencia de Vox la que puede alterar el panorama de la derecha, incluso aunque no consiga representación parlamentaria, bajando el número de diputados merced al reparto de la Ley D´Hont.
En Galicia es también Vox el que puede expulsar a Feijóo del gobierno autonómico. Sin presencia en 2016 llegó a los 114.834 votos el 10 de noviembre en las generales del año pasado, doblando el número de papeletas de Ciudadanos, que también mejoraba en veinte mil votos sus resultados. En esos 200.000 votos que suman entre las formaciones de Arrimadas y Abascal puede estar el ser o no ser del dirigente popular al que, por ahora, no patrecen apoyar mucho sus compañeros de la dirección nacional de la calle Génova.
Coinciden los votos perdidos por el PP con los ganados por sus ottros dos compañeros de la derecha. La amenaza no está en la derrota imposible en las urnas, está en los posteriores acuerdos con los escaños conseguidos. Podemos tiene un problema y grave en su antigua confluencia con las Mareas, el Bloque Nacionalista Gallego ha resucitado y El PSG se colocaba en las generales últimas a apenas diez mil votos de su gran rival.
