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Tres recuerdos y tres olvidos revolucionarios de Felipe VI
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Tres recuerdos y tres olvidos revolucionarios de Felipe VI

jueves 26 de diciembre de 2019, 13:09h
En nada se parece el discurso de Felipe VI de este 24 de diciembre de 2019 del que dirigió a los españoles el 3 de octubre de 2017. Son dos imágenes muy distintas de España las que aparecen en ambos. La última está basada en la moderación; la otra en la dureza. Les une la llamada a la unidad, a la solidaridad y a la libertad. Podía haber mencionado otras tres palabras que sí estuvieron presentes hace dos años.

El tradicional mensaje navideño parece sacado de los tres principios básicos de la Revolución francesa de 1789. Los mismos - Egalité, Liberté, Fraternité - que se convirtieron en el lema oficial de Francia en 1848; y los mismos que lleva a su Carta de Derechos Fundamentales la Unión Europea en el año 2000. Los efectos de aquella revolución se han dejado sentir a lo largo y ancho del mundo durante doscientos años, desde Rusia a estados Unidos, desde China a todos los países de América del Sur. Razón más que suficiente para mirar un mucho hacia aquellos acontecimientos y comprobar cómo todos los procesos revolucionarios se han “comido” a sus protagonistas. Sin distinción de ninguna clase.

Aquel largo camino lo inicia un abogado de provincias, bien casado, George Jacques Dantón, quien, antes de poner su cuello bajo la cuchilla de la guillotina el 5 de abril de 1794, logró que esas tres palabras se convirtieran en el santo y sella del “Club de les Cordeliers”, la institución que tomó su nombre de la Orden religiosa que fundara San Francisco de Asis, y a través del cual intentó que la moderación se impusiera en la convulsa Francia de finales del siglo XVIII. No lo consiguió y Robespierre, su compañero y sucesor al frente del Comité de Salvación Nacional, le acusó de corrupción y de estar al servicio de la Monarquía. Antes de que rodara su cabeza tuvo tiempo de llamar “rata” al hombre al que atribuía su desgracia. Maximiliano Robespierre recibiría el mismo castigo tres meses más tarde. Entre ambos y acompañados de Marat y Saint-Just habían llevado a visitar a “Madame Guillotine” a Luis XVI y a su mujer María Antonieta. Al Rey le habían juzgado a mano alzada 722 “representantes del pueblo”: 362 votaron a favor de cortarle la cabeza, 288 se inclinaron por enviarle al exilio, y 72 prefirieron abstenerse. La historia de Francia y de Europa cambió por apenas dos parlamentarios, la diferencia entre aquellos que deseaban acabar con la dinastía de los Capeto y los que pensaban que con mandar a la familia real a la cárcel o al exilio era suficiente.

La historia se ha “quedado” con las tres palabras que simbolizan los buenos deseos que deben imperar entre los pueblos y los ciudadanos. Se han olvidado - de nuevo conviene recordarlo en estos días - que por delante de las mismas están otras tres, tan decisivas como las anteriores: “Unité, Indivisibilité ou la Morte”. Las seis constituyeron la base de la naciente República Francesa y de los posteriores cambios de régimen a lo largo de dos siglos. Todos los gobiernos, de todos los colores y bajo todas las circunstancias, las han tenido muy presentes.

Felipe VI ha tenido que aceptar los cambios políticos que ha tenido España en estos dos años largos de su reinado. De Mariano Rajoy ha pasado a Pedro Sánchez. Aquellos a los que dirigió sus duras advertencias están huidos o en la cárcel. Los que parecían y parecen contrarios a la Monarquía y a la unidad territorial se disponen a apoyar un nuevo gobierno. Y los jueces que tenían la misión de interpretar las Leyes se han encontrado con que desee Europa les cambian el guión, con consecuencias que todavía no se han dejado sentir en toda su amplitud.

Una moción de censura inesperada y triunfante y dos elecciones generales por medio han modificado los liderazgos políticos de forma rápida y dramática. Sus efectos se van a dejar notar en los próximos meses en todos los campos de la sociedad española. El pacto político, social, económico y jurídico que se tradujo en la Constitución de 1978 y en la Monarquía parlamentaria de Juan Carlos I se ha quedado viejo. Habrá cambios con toda seguridad y de la inteligencia, la prudencia y la habilidad de los dirigentes políticos dependerá que, de los seis principios que establecieron Dantón y sus seguidores, sigamos hablando de los tres más famosos o se rescate a los otros tres más olvidados.