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Así es el virus que puede destruir nuestra Democracia
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Así es el virus que puede destruir nuestra Democracia

miércoles 18 de diciembre de 2019, 10:59h
El Partido Popular de la Gurtel no estaba, ni está sólo. Tampoco lo estaba Filesa, ni lo estaba el tres por ciento que denunció Maragall en el Parlament. Aquí están salpicados por la corrupción los ERE, está el gobierno del PNV, el gobierno de Puigdemont-Torra, la administración madrileña de Esperanza Aguirre y sus sucesores. Horas y horas invertidas en buscar un gobierno y se deja a un lado el virus que pude destruir todo un sistema.


Miramos a la Comunidad Valenciana y la encontramos. Miramos a Murcia y la descubrimos. Igual pasa en las dos Castillas. Miramos a derecha e izquierda y la encontramos. En la Audiencia, el 80 por ciento de los casos que atascan sus Salas se refieren a la corrupción. Antes era el terrorismo, primero el de ETA y luego el de los radicales islamistas.

Encontramos el intercambio de favores entre lo público y lo privado en la esfera política, pero éste necesita la concurrencia del poder económico. Ni toda la política está infectada, ni toda la economía la sigue. Existe la corrupción pero también las vidas ejemplares, existen loos tramposos y existen aquellos que dan ejemplo cada día. Es la vida misma y, en ese recorrido, merece la pena detenerse y mirar en la Europa que tenemos cerca, tanto como en la más lejana. Analizar las dos Américas, la de arriba y la de abajo. La lista sería inacabable.

¿Es España más corrupta que otros países?, o dicho de otra manera: ¿existe en España, en sus instituciones, en sus empresas, entre sus ciudadanos más corrupción que en otros países europeos o comparables con nosotros?. Una o dos preguntas que nos hacemos todos los días, que los ciudadanos y la sociedad española se hace todos los días y que es bastante fácil de contestar: NO, así, con mayúsculas.

Lo cual no es bueno, es sencillamente malo ya que habla de la podredumbre de un sistema democrático basado en el funcionamiento de los partidos políticos, en las elecciones plurales y libres cada cierto número de años, y en el mantenimiento de una utopía nacida en la Revolucion Francesa: la separación de poderes ideada por Montesquieu, que ha saltado por los aires con las otras revoluciones: la industrial y la financiera.

Sonará a cínico y tal vez lo sea, pero la realidad es tozuda y te hace ver que el funcionamiento de esta democracia tan nuestra desde hace 30 años , y tan vieja para muchos de los grandes países europeos, es como los motores de los coches: necesita de un adecuado nivel de aceite para que ni patine, ni se queme. Ese es el papel que la corrupción institucionalizada ha venido y viene jugando en las naciones de esta querida, deseada, ejemplar, liberal y desigual Europa.

Hoy la vemos como el segundo de los problemas que nos atenaza tras el del paro, pero están muy ligados una y otro, viven y van a vivir como dos hermanos siameses, imposibles de separarlos. La democracia en la que vivimos los necesita y los mantiene, a veces con respiración asistida.

Cuando la corrupción se agiganta y se instala en cada uno de los poros del sistema hasta hacerlo irrespirable es como si se echara demasiado aceite al motor del automóvil. Todo patina, nada funciona, el coche no anda, se para y por más que aceleremos no conseguiremos ponerlo en marcha, ni mucho menos que nos lleve allí donde la mayoría quiere ir. ¿ Qué pasaría si, por el contrario, se fuese tan tajante, tan escrupuloso, tan vigilante, tan "legal" y justo que se quitara por completo, que desapareciera de todas partes, que todos y en todo momento fuésemos tan exigentes, tan puros, tan honestos que la palabra desapareciera de los diccionarios y de la vida pública?. Pues que estallaría el motor y el automóvil en el que viajamos se quedaría más quieto que un muerto.

¿Suena mal, verdad?. Pero estoy seguro de que sí cada uno de los que estén leyendo este artículo se paran a pensarlo, tan sólo un minuto, descubrirán que es un imposible y algo más. Se llegaría a un punto en el que ya estuvo la Grecia de Solon y los jueces, se llegaría a otro modelo de dictadura, pero dictadura al fin y al cabo.

Es necesario que la Justicia actúe, y que a ser posible lo haga con los ojos vendados, de igual forma para todos. Y que aquellos que pasan la raya tengan el justo castigo. Pero y es un pero más a los que ya he descrito, una cosa es la ley y otra la justicia, y una buena parte de las veces - lo vemos cada día- no caminan juntas. Una cosa, una actuación puede ser legal pero no ser justa, puede ajustarse a la interpretación de las normas y leyes que hagan jueces y magistrados, pero ser completamente injusta en cuanto a la percepción social y en cuanto al carácter ejemplar que debe tener la aplicación de las leyes que salen de los Parlamentos y que conforman el ordenamiento jurídico que cualquier país.

Lo que nos hace distintos a los españoles de otros ciudadanos de nuestro entorno es que somos capaces de flagelarnos de forma especial y sin que nadie nos ayude. Somos capaces de soportar más que nadie y de quedarnos desnudos delante de todo el mundo con mayor rapidez y falta de equilibrio que nadie. Nos gusta ser mártires y presumir de honra y barcos más que de política de estado y defensa de intereses patrios en un mundo en el que los demás se pasan haciendo eso, exactamente, todos los días del año, de todos los años.

Corruptolandia existe, pero su territorio se extiende desde el Artico al Antártico. Existen muchas clases de "corruptolandieses", pero existe algo común allí donde se mire: cuanto más grande es el país, el contrato, la empresa, la institución, cuanto más poder de decisión se atesora en un organismo, más capacidad de corromper y ser corrompido existe y se tiene. El juego sucio no gusta pero se practica.

Petróleo que se cambia por armas, armas que se venden a todos los que pelean, carne de caballo que se vendé como de ternera, millones de pasteles que se retiran por contener materia fecal, millones de coches que se revisan por tener mal alguna parte de su sistema, partidos que necesitan de fondos y donaciones a cambio de favores, sindicatos que necesitan al poder que dicen combatir pues no les llega con las aportaciones de los sindicados, organizaciones empresariales y empresas que viven de las distintas administraciones y que cambian las cifras de los contratos ganados según avanzan las obras, fontaneros y dentistas y talleres sin facturas...y así hasta el infinito. Ponga cada uno los ejemplos pequeños y grandes que tenga más a mano, para que así los otros países que conforman la mayor parte de Corruptolandia sigan emboscados y dispuestos a sacar el mayor provecho de nuestra cotidiana subida al Calvario.