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El sueño de Rivera y sus necesidades para el 26M
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El sueño de Rivera y sus necesidades para el 26M

lunes 13 de mayo de 2019, 14:09h
Las necesidades de Albert Rivera de cara a las elecciones autonómicas y municipales de 26 de mayo son muy pocas pero muy importantes para su futuro político y el de su partido: tiene que conseguir mandar, por fin. Conseguir la presidencia de una autonomía o la alcaldía de una gran capital.

Nada de apoyar a un dirigentes del Partido Popular por más vicepresidencia que se consiga como en Andalucía. Ciudadanos tiene que aprovechar la ocasión. Ahora no nunca, adelantar al PP, convertirse de verdad en la referencia de la derecha española. Después imitará a José María Aznar, hoy desparecido tras el derrumbe popular en las elecciones generales, e intentará regresar al centro que ha abandonado por el desenfrenado deseo de ganar y desangrar al partido de Pablo Casado. La oportunidad que le brindan Vox y Santiago Abascal no volverá a presentarse.

Si esos doscientos mil votos nacionales que separaron el 28 de abril a Ciudadanos del PP no pasan a ser doscientos mil votos por arriba ( las europeas tienen carácter estatal y pueden servir de modelo ) Rivera habrá fracasado. Es posible que a su rival directo, el presidente popular, le ocurra lo mismo pero el posible “consuelo” será tan inútil como el de presentarse como el líder de la oposición en un Congreso en el que ostenta el tercer puesto. Las matemáticas son muy frías y la política, al final, se guía por la suma de apoyos para gobernar.

Su apuesta de sustituir a Javier Nart por Luís Garicano, más reconocido entre los liberales europeos que en España, la ha completado con tres “fichajes” de huidos de otros partidos como son Soraya Rodriguez ( exPSOE), José Ramón Bouza (exPP) y Maite Pagaza (exUPyD). Se trataba de sumar perfiles y disidentes castigados en sus formaciones de origen. Una estrategia que le hará crecer en representantes - hoy son dos en la Cámara europea - pero que tiene como meta menor estar por encima de lo que consiga el PP con Dolors Monserrat, aceptando que los 16 escaños conseguidos por los populares en 2014 resultan imposibles.

El único partido que incorpora “valor añadido” con su candidato es el PSOE, que envía a Josep Borrell con la intención de obtener un cargo importante en Europa cuando se comiencen a negociar los puestos en lan instituciones comunitarias. Todo lo contrario d elo que ocurre en Podemos: tras la renuncia de Pablo Bustinduy, Iglesias ha colocado a la profesora universitaria María Eugenia Rodríguez Palop, tan poco conocida como fiel al grupo que encabeza el partido en estos momentos.

La clave electoral no estará, de todos modos, en las listas europeas y el resultado de las mismas. Su resultado dependerá de las papeletas que se escojan para las autonómicas y municipales, y dentro de las mismas las que respondan a la voluntad de los ciudadanos en los grandes ayuntamientos. Por eso será decisivo lo que ocurra en Madrid, en Barcelona, en Valencia, en Sevilla...

En Madrid, tanto en la Comunidad como en el Ayuntamiento, Ciudadanos parte con ventaja sobre el Partido Popular. Ignacio Aguado es mejor opción que Isabel Díaz Ayuso; y Begoña Villacís supera a José Luís Martínez Almeida. Dado que no habrá mayorías absoluta por parte de ningún grupo y tanto la izquierda como la derecha tendrán que negociar, las preguntas a responder por el dirigente de Ciudadanos y que pueden trasladarse a otros lugares son: ¿ se dejará apoyar por Vox si consigue su partido ser el primero y las tres derechas suman los 29 concejales o los 65 parlamentarios que se necesitan para gobernar en el Ayuntamiento y en la Comunidad?; ¿ negociará con el PSOE si las sumas de representantes lo permiten pese a todas las declaraciones en contra que se han hecho?.

Sus candidatos, Aguado y Villacís, estarán dispuestos. Lo contrario sería pasarse otros cuatro años en la oposición. No lo podrán hacer sin su permiso ya que lo que Ciudadanos se juega es poder en miles de sitios, y fundamentalmente en las 52 capitales de provincias y en las 12 autonomías en las que se celebran elecciones. Lo que se juega Albert Rivera es su sueño: sentarse a gobernar desde La Moncloa.