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La batalla de Madrid ( 5 )

Pelagius Abascal vuelve a Covadonga
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Pelagius Abascal vuelve a Covadonga

miércoles 03 de abril de 2019, 11:55h
El objetivo del líder de Vox en esta campaña casi militar es tener más votos y más parlamentarios que sus otros dos compañeros. Más que Pablo Casado, más que Albert Rivera. Si lo consigue, la política española entrará en otra etapa, de la misma manera que entró con la victoria de Pelayo sobre Munuza,

Qué son 1297 años en la historia de España?. Apenas un pequeño paréntesis para Santiago Abascal y los muy leales que le siguen. Transformado en don Pelayo o en Pelagius si atendemos a su nombre en latín, o en Belai al-Rumi si leemos su incierta historia en los textos árabes, el líder de Vox quiere que sea Covadonga y su cueva la que le lance a la Reconquista católica de este país.

Allí, entre las montañas asturianas, acompañado de Javier Ortega Smith y de Ivan Espinosa de los Monteros, iniciará su particular campaña electoral con la vista puesta en conseguir su particular triunfo en Madrid. El objetivo de esta campaña casi militar es tener más votos y más parlamentarios que sus otros dos compañeros. Más que Pablo Casado, más que Albert Rivera. Si lo consigue, la política española entrará en otra etapa, de la misma manera que la victoria de Pelayo sobre Munuza, el gobernador árabe de Gijón, en el año 722 fue el inicio de unas interminables guerras que durarían otros 770 años y que terminarían con la rendición de Boabdil ante Isabel de Castilla y Fernando de Aragón.

Si al guerrero astur le eligieron en el Concilio del monte Auseba para que dirigiera las batallas contra las tropas árabes cuatro años antes de la crucial batalla de Covadonga, al presidente de Vox le eligieron para enfrentarse a todo tipo de adversarios también cuatro años antes de su “victoria” en las elecciones andaluzas del 2 de diciembre de 2018.

Para que la ciudadanía se fuera acostumbrando a su forma de entender la política del siglo XXI no dudó en montarse a caballo y cual caudillo militar cabalgar con una parte de sus huestes hacia la capital del Guadalquivir. Y no contento con demostrar su estampa campera sobre el equino se subió a la grupa de uno de esos toros de Osborne que adornan nuestras carreteras. Los mitos de la España profunda hay que cuidarlos, por supuesto.

En las elecciones de 2016 conseguir alguno de los 36 escaños en juego era para Vox un sueño irrealizable. Mientras el PP conseguía 1.315.847 votos y quince escaños, el “ejército” de Abascal lo formaban 16.608 entusiastas seguidores, apenas un 0,48% de los que acudieron a las urnas. El dice que hace trece siglos la “Reconquista” empezó igual y que si la Andalucía del 2019 tiene que dejar de festejar a Blas Infante y hacerlo con la toma de Granada por los Reyes Católicos; España debe contestar al actual presidente de México celebrando la victoria de Hernán Cortes sobre los aztecas.

Puede que para conseguirlo no baste con la ofrenda floral a la Virgen de Covadonga. Para superar a su rival más cercano, Ciudadanos, necesitará multiplicar por 30 los votos conseguidos hace tres años, y por 40 para acercarse a los resultados que logró el PSOE. Lo más parecido a un milagro político, si es que éstos existen, será el último resto que otorgue el último diputado: en 2015 la diferencia fue de 500 votos y Mariano Rajoy se lo quitó a Albert Rivera.

Reconquista y nacionalcatolicismo unidos de nuevo como casi siempre en la historia de España cuando el poder lo ha considerado necesario. Conseguir un sentimiento patriótico en el mundo globalizado funciona en todos los rincones del mundo. Entre el miedo y la necesidad de los pueblos de “reconocerse” en alguna seña de identidad, aunque se trate de una mentira, explica muchas de las características de lo que está ocurriendo, por ejemplo, en Cataluña.

La “influencer” Lidia Bedman, su segunda esposa y madre de sus dos hijos más pequeños, tiene más seguidores que él en las redes sociales y, con licencia histórica por medio, puede tener en Santiago la influencia que pudo tener la reina Gaudiosa en Pelayo cuando estableció su primera Corte en Cangas de Onís. Los cinco candidatos de los cinco partidos con carácter nacional tienen a su lado en el camino a La Moncloa a sus propias reinas. Cada una de ellas va a tener su papel y su influencia en los resultados del 28 de abril. Begoña e Irene llevan tiempo combatiendo en las trincheras. Isabel y Lidia van a estrenarse en esta batalla madrileña, la más importante de todas las que se libran en las guerras electorales. Malú, como Adosinda, esperará en las sombras, y si mira de reojo se encontrará con el rostro rubicundo de Steve Bannon, el alquimista que ha elegido a Vox y a Santiago Abascal para convertirlos en los referentes de una ultraderechista Europa.