Elsa Artadi, que estaba,vuelve a estar. Si no se enfanga la nueva/vieja senda hacia un gobierno de la Generalitat formado por independentista, la ex consejera y muje de confianza de Puigdemont será la encargada de presidir el Ejecutivo catalán. La otra alternativa: llegar al 22 de mayo y que Mariano Rajoy - en su condición de presidente por el 155 - convoque nuevas elecciones no termina de convencer ni a los seguidores del “refugiado” en Berlín, ni a Oriol Junqueras, el preso de Estremera.
La sombra de Ines Arrimadas es muy larga y los dos dirigentes y los que les secundan tienen miedo a perder esos votos y escaños que les permiten gobernar. La deleghación de voto del fugado Comín es la mejor de las pruebas: la derecha catalanista y los republicanos catalanistas ( que tambien son de derechas ) no necesitan los apoyos de la CUP, basta con que sus cinco parlamentarios se abstengan para que Artadi, en segunda vuelta, se convierta en la sucesora del que su su jefe y modelo a imitar.
Puede que antes y durante el fin de semana en Berlín se plantee que el nombre del futuro gobierno lleve apellido, que sea un “gobierno provisional”, con todos los derechos de cualquier gobierno pero una fórmula que “salve la cara” y sus meses de huída a Puigdemont, que mantendría su condición “honorífica” de “presidente en el exilio”. Ya pasó durante muchos años al finalizar la Guerra Civil, con el gobierno elegido en las urnas en el exilio, y bajo ese “título” regresó Josep Tarradellas y su famoso “ja soc aquí” que proclamaría en Bercelona tras entrevistarse con Adolfo Suárez en La Moncloa. Es como si los nacionalistas copiaran lo que ocurrió hace cuarenta años, como si el tiempo pudiera congelarse y el líder y expresidente convocara a los fantasmas que aún recorren el territorio catalán.
En estos pocos días se trata de concretar el reparto de carteras en el gobierno de la Generalitat, con un vicepresidente de Esquerra, por supuesto, y la necesidad de no volver a incurrir en nombres que puedan ser procesados por el juez Llarena. Nada de fugados o presos en el nuevo Ejecutivo, que tendrán que esperar a las decisiones judiciales para abandonar Estremera y mucho más para poder regresar a nuestro país salvo que acepten pasar por la cárcel.
La fórmula es aceptada por todos, excepto por Ciudadanos, que es quien más tenía por ganar si se repitiesen elecciones. Si Elsa Artadi no es el camino, el PP volvería a perder uno o dos parlamentarios; perdería el PSC, perdería el Podemos catalán y hasta perdería la CUP, colocando el laberinto parlamentario en un casi imposible y dejando que el “invento” de Albert Rivera con Valls terminara casi al nacer de cara a las municipales del mes de junio de 2019. El español/francés/español no querría entrar en ese avispero cuando tiene muy reciente su propia experiencia en el país vecino, primero dentro del socialismo francés - en el que entró con 18 años y tiene 55 - para luego verse arrinconado dentro del “En Marche” de Macrón y su señora, que aparece tanto como manda y que - coqueteemos con el lado rosa - se lleva muy bien con la ex del ex primer ministro. Lo de “cherchez la femme” funciona siempre.
