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Aventuras y desventuras de Carles Puigdemont
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Aventuras y desventuras de Carles Puigdemont

lunes 27 de noviembre de 2017, 12:25h
En Amer presumían de que su monasterio benedictino de Santa María está allí desde hace más de mil años. Era el gran orgullo de ese pueblo gerundense de menos de tres mil habitantes hasta que un 29 de diciembre de 1962 nació Carles Puigdemont. Sus vecinos no le dieron más importancia pues no tenían el don de la clarividencia, tampoco sus padres que le enviaron a estudiar a un internado para que puliera sus indudable dotes de curioso impenitente.

Con nueve años es muy posible que se sentara delante de la televisión en blanco y negro a ver las “Aventuras y desventuras de Mateo”, con sus trece capítulos protagonizados por Jesús Puente y que, basados en las narraciones del italiano Aldo de Benedetti, podrían resumir en estos días la vida y milagros de aquel niño convertido primero en periodista, luego en político, más tarde en alcalde de Gerona, para llegar a presidente de la Generalitat y terminar huyendo a Bruselas como el ex-presidente más locuaz de todos los que han pasado por la Casa dels Canonges.

Don Carles se casó con Marcela Topor, una colega rumana en la cosa informativa, construyó una casa, plantó un árbol y tuvo dos hijas. Se declaró independentista de pró y militante de Convergencia arrimando el ascua a la sardina de Artur Más, a la sazón preboste del partido y sucesor del alma mater del mismo, Jordi Pujol.

Con su mata de pelo rebosando por los cuatro costados de su cabeza recibió el encargo de mantener, primero, y avivar después la llama del soberanismo patrio y puso tal empeño que logró que se votara sin controles en toda Cataluña el 1 de octubre de 2017 una independencia sin independencia, con sus manifestaciones y grandes gestos en el Parlament.

En eso estaba y estaban sus compañeros de gobierno cuando, cual brujo malvado, apareció en escena Mariano Rajoy, sabedor galaico de pócimas y conjuros quien invocando al dios de la Constitución le envolvió con el 155 - también llamado bálsamo de Fierabras desde que don Miguel de Cervantes lo escribiera en el Quijote - destruyendo todo el andamiaje político que había construido con la inestimable colaboración de don Oriol, brujo menor del aquelarre a lo que luego se ha visto, cárcel de Estremera por medio.

Los trece episodios de la vida de aquel Mateo con sus correspondientes títulos resumen la ascensión y caída del Puigdemont político mejor que cualquiera de las crónicas periodísticas que se hayan hecho y se harán en las próximas semanas y meses, que el parlanchín niño nacido en Amer con sus cinco idiomas a cuestas tiene decidido mantenerse sobre la cubierta del barco catalán aunque para ello tenga que renegar de la Europa que conocemos y de la España que conocemos salvo cuando de la “pela” se trata. Ahí ni él, ni los que le acompañan admiten juegos: los sueldos y las pensiones se cobran de la Madre Patria aunque la llamamos Madrastra.

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