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    29 de marzo de 2024

Diego Armario

José Luis Rodríguez Zapatero y Pedro Sánchez.
José Luis Rodríguez Zapatero y Pedro Sánchez.
Dos conocidos lumbreras han sacado la lengua a pasear en estas últimas horas y sería oportuno que los aficionados a la antología del disparate o la mentira recuperasen esas entrevistas para sus archivos documentales. Uno es Zapatero al que la crisis del coronavirus le ha mantenido parcialmente alejado de su negocio venezolano, y aunque a ratos le ha echado un cable a su colega el narcotraficante Nicolás Maduro y una mano al cuello a la oposición que masacra, en esta ocasión se ha referido a asuntos internos de España.
José Luis Rodríguez Zapatero y Pedro Sánchez.
José Luis Rodríguez Zapatero y Pedro Sánchez.
Dos conocidos lumbreras han sacado la lengua a pasear en estas últimas horas y sería oportuno que los aficionados a la antología del disparate o la mentira recuperasen esas entrevistas para sus archivos documentales. Uno es Zapatero al que la crisis del coronavirus le ha mantenido parcialmente alejado de su negocio venezolano, y aunque a ratos le ha echado un cable a su colega el narcotraficante Nicolás Maduro y una mano al cuello a la oposición que masacra, en esta ocasión se ha referido a asuntos internos de España.
Vais a palmar
Sé que no está bien visto hablar de los muertos así que hablaré de los vivos que al final también la van a palmar, pero esta vez no me voy a referir sólo a los que incumplen las reglas de distancia social, uso de mascarillas e higiene de manos – que ya de paso algunos también podrían ducharse – sino de los que están todo el día acojonados y encerrados en su refugio maldiciendo a la chavalería que anda en botellones.
Vais a palmar
Sé que no está bien visto hablar de los muertos así que hablaré de los vivos que al final también la van a palmar, pero esta vez no me voy a referir sólo a los que incumplen las reglas de distancia social, uso de mascarillas e higiene de manos – que ya de paso algunos también podrían ducharse – sino de los que están todo el día acojonados y encerrados en su refugio maldiciendo a la chavalería que anda en botellones.
Guardiola
¡Qué tiempos aquellos en los que existían los “abajo firmantes”! Fueron unos años en los que, cuando había que hacer piña en torno a alguna causa noble, alguien escribía un manifestó de solidaridad y el papel rulaba hasta llenarse de autógrafos.
Guardiola
¡Qué tiempos aquellos en los que existían los “abajo firmantes”! Fueron unos años en los que, cuando había que hacer piña en torno a alguna causa noble, alguien escribía un manifestó de solidaridad y el papel rulaba hasta llenarse de autógrafos.
Este descalabro de relaciones humanas empezó cuando la gente, en vez de hablar cara a cara empezó a mandarse whatsapp o a enterarse por Internet
Este descalabro de relaciones humanas empezó cuando la gente, en vez de hablar cara a cara empezó a mandarse whatsapp o a enterarse por Internet
Madrid, único lugar bajo el sol

Madrid es un buen sitio para vivir si quieres sentir emociones fuertes y por eso yo, que cubrí el cupo de sobresaltos durante los muchos años que hice de todo lo que la vida y mi inconsciencia me permitieron, hace tiempo que aposento mis reales a unos kilómetros de la capital, sin que ello signifique que deje de patear sus calles porque en el foro está todo lo inigualable que no se puede encontrar en otras capitales de este país de contrastes, aunque no tengamos playa, como escribió Bernardo Vázquez en una de sus canciones más populares.

No sé en qué momento se devaluó la palabra cuentista pero yo me resisto a utilizarla para referirme a los mentirosos profesionales que engañan a sus paisanos con promesas que jamás cumplirán y con logros colectivos que nunca soñaron.

El valor de la solidaridad
La palabra sirve para dignificar o avergonzar a quien la pronuncia pero también para descalificar a quien se calla, porque hay silencios que condenan al cobarde, señalan al irresponsable y desautorizan a quien carece de dignidad.
Moby Dada ( más conocido por Piolin) y Azzurra son los nombres de dos barcos en los que yo jamás me embarcaría aunque me invitasen para hacer en ellos un crucero por el Caribe.
La simpleza no es la sencillez: es la ausencia de criterio, el desconocimiento del pudor y el calentamiento global de la única neurona de la que disponen los lenguaraces.

Este oficio de escribir todos los días me obliga a tener la mente abierta, los ojos y oídos atentos, la imaginación engrasada, el lenguaje presto, la conciencia no hipotecada y las espaldas anchas, por lo que me pueda caer encima.

El astronauta del Apolo XIII, Jack Swigert, dijo una frase algo parecida a la que se ha popularizado cada vez que nos enfrentamos a un riesgo, y hoy en política internacional existen similares sensaciones con el acceso a la Casa Blanca de su nuevo inquilino.
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