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Aznar y Felipe regresan juntos al futuro
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Aznar y Felipe regresan juntos al futuro

domingo 14 de octubre de 2018, 21:25h
Olvidado Mariano Rajoy en el Partido Popular a gran velocidad y semienterrado en el PSOE José Luís Rodríguez Zapatero, sus dos “compañeros”, a los que deben buena parte de sus carreras políticas, han decidido protagonizar una nueva entrega de la trilogía que en los años ochenta convirtió en estrella a Michael J.Fox, descubrió el histrionismo de Christopher Lloyd, e hizo rico al director y productor Robert Zemekis.

Los que recuerden alguno de los tres films saben que el futuro y el pasado se mezclaban de tal forma que el presente se desdibujaba hasta pasar desapercibido por los propios protagonistas. Y los que ni lo recuerden, ni lo hayan visto tienen la mejor de las oportunidades para hacerse una idea con esta apuesta por su propio futuro que han hecho regresando desde el pasado José María Aznar y Felipe González.

Los dos ex primeros ministros del Reino se equivocaron a la hora de decir adiós al gran sillón de La Moncloa. Mientras que el presidente del PP lo hizo por voluntad propia pero dejando a su sucesor ante unas elecciones imposibles de ganar; el secretario general de los socialistas dejó a los suyos ante una herencia imposible de solucionar. Uno se había comprometido a no estar más de ocho años; el otro quiso y no pudo o no le dejaron irse hasta que perdió en las urnas. Ambos son los dos grandes ejemplos convertidos en historia de sus partidos y de los últimos cuarenta años de la historia de España.

Aznar dejó a Rajoy casi a escondidas, tras romper las esperanzas de Alvarez Cascos, Mayor Oreja y Rodrigo Rato. Puede que no confiara en ninguno de los tres y que fuera el gallego varias veces ministro el que ganara por descarte, pero lo que sucedió en los meses y años siguientes, sobre todo tras recuperar el PP el Gobierno, llevó al hombre que había unificado a todo el centro derecha española a la convicción de que se había equivocado. Su sucesor dejó de ponerse al teléfono y escuchar sus consejos. Y él dejó de llamar y terminó por llenar de elogios a un rival como Albert Rivera. Hasta que consiguió “derrotarle” en una partida de ajedrez jugada por poderes.

Con Pablo Casado al frente del PP llegó la hora de volver, de regresar al futuro. Y José María, sin bigote, con el pelo negro como el carbón y “cuerpo de toblerone”, ya ha indicado por dónde debe transcurrir su partido si quiere volver al poder. Primero le ha pasado factura a Rajoy dejando claro que con su gestión ha destruido la unidad de la derecha española que él dejó atada y bien atada. Después se ha puesto a dar puntadas para intentar coser unos acuerdos entre el PP y Ciudadanos, entre Casado y Rivera que, siendo difíciles, son la única forma de regresar a La Moncloa.

Felipe González quiso que le sucediera Joaquín Almunia y no Josep Borrell. Lo consiguió durante unos meses, muy pocos, pero el PSOE perdió las elecciones. Luego apostó por Alfredo Pérez Rubalcaba frente a Carme Chacón y volvió a ganar dentro del socialismo y a perder en las urnas. No contento con dos derrotas, volvió a intentar una tercera apostando por Susana Díaz en contra de Pedro Sánchez. Y de nuevo ganó dentro, perdió fuera, volvió a perder dentro en las siguientes primarias y comprobó como el “outsider” Sánchez se alzaba con el trofeo del gobierno a través de una moción de censura.

Nada de mirar para otro lado o reconocer que sus apuestas habían fracasado. Junto a su antiguo rival en la derecha comenzó a impartir doctrina de futuro. Los dos de acuerdo que debían de “proteger” a la democracia española de sus viejos y renacidos demonios.

Aznar sabe que sin unión no hay forma de llegar al poder; y González que sin políticas liberales y de centro el poder se pierde muy deprisa. Uno y otro toman como ejemplo sus propias experiencias sin darse cuenta de que el siglo XXI ya ha impuesto otros modelos y formas, tanto en el mundo como en Europa y en España, este país nuestro que siendo tan diferente tanto se parece a los de su entorno.

Es más que posible que Pablo Casado haga más caso a su ex-presidente que Pedro Sánchez al suyo. Sin Aznar el hoy líder del PP no lo sería mientras que el actual presidente del gobierno tiene muy presente que si de González hubiera dependido el seguiría de diputado de a pie o fuera de la política. Diferencias que hay que valorar y tener en cuenta para no equivocarse en los meses que vienen; fechas cargadas de elecciones y decisiones que van a colocar a España entre los países que “salven” la siguiente crisis económica o entre los que vuelvan a soportar los latigazos del FMI, del Banco Mundial y del Banco Central Europeo.