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Dimite Cifuentes, cierra el paso a Gabilondo y apunta a Rajoy
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Dimite Cifuentes, cierra el paso a Gabilondo y apunta a Rajoy

miércoles 25 de abril de 2018, 13:18h
Si se coloca al presidente del Gobierno y del PP en la diana última de todo lo que está ocurriendo a gran velocidad en la vida política española se descubren casi todas las claves. Tanto de lo ocurrido en Cataluña desde hace meses como de lo que está pasando en Madrid desde que estallara el caso del falso máster de Cristina Cifuentes

Durante siete años un video ha estado dormido en un cajón esperando el momento adecuado para romper de forma definitiva una carrera política y un futuro personal. Puede que sea seguro que las consecuencias afectarán a varias personas más y a un buen grupo de dirigentes políticos. Quien puede hacerlo ha apretado el acelerador y en las próximas semanas vamos a comprobarlo. Demasiadas casualidades que suceden al mismo tiempo dibujan un camino y un objetivo final. Y esa meta perseguida tiene un nombre: Mariano Rajoy.

La presidente madrileña - si utilizamos el símil de una cacería - es una pieza de caza mayor, pero no la principal para todo gran cazador que se precie de coleccionar trofeos. Ganar la Comunidad de Madrid es ganar media España y los efectos de un cambio en la región es el mejor de los anuncios políticos para quien aspire a gobernar España.

Si no ha sido casual el largo y agotador “culebrón” catalán del Referéndum seguido de la huída de Puigdemont y el encarcelamiento de un buen número de dirigentes políticos que participaron y dirigieron el intento secesionista, que no lo ha sido; tampoco lo está siendo el resto de “sucesos” que están teniendo lugar y que van a seguir protagonizando la vida pública española. Y no sólo a nivel político, tambien económico y financiero.

La desaparición del otrora flamante y poco operativo Consejo de la Competitividad en el que estaba lo más granado del mundo empresarial hispano es muy digna de tener en cuenta ya que de una forma u otra, por causas naturales o empresariales han ido desapareciendo de la primera fila Emilio Botín, Cesar Alierta, Isidre Fainé y, también, dos de las personas que lo alentaron y apoyaron: el Rey Juan Carlos y el periodista Juan Luís Cebrian. Otros, como los presidentes de Iberdrola, Sánchez Galán; de OHL, Juan Miguel Villar Mir; de ACS, Florentino Pérez, tienen sus propios via crucis de alargadas sombras que les persiguen. Las comidas y cenas que organizaba en su casa uno de ellos, con viajes en aviones privados para llevar y traer a líderes políticos y a las que en ocasiones asistía un ex presidente de gobierno, terminaron. Siempre el olfato de los dirigentes empresariales ha ido por delante del de los políticos.

Si Cristina Cifuentes hubiera dimitido, como la pedían desde fuera y desde dentro del PP, tras las primeras informaciones del master, se hubiera ahorrado mucho sufrimiento personal, que no político. Y puede que incluso sus compañeros le hubieran encontradon un “acomodo” para el futuro. Se empeñó en continuar, la apoyaron en Sevilla de forma más que escandalosa, utilizó el ventilador para airear más posibles corruptelas desde el Gobierno de la Comunidad en etapas pasadas, y el video de 2011 con un vigilante de seguridad buscando en su bolso y encontrando dos tarros de crema, le han dado la puntilla. A ella y al propio PP, con la secretaria general dañada por su apoyo a la compañera en su particular guerra interna de cara a la sucesión del presidente.

La dimisión anula el debate sobre la moción de censura que había presentado el PSOE con Angel Gabilondo de candidato. Habrá un debate de investidura, previsiblemente de alguien del PP al que pueda apoyar Ciudadanos en la persona de su líder regional, Ignacio Aguado. Se habrá cumplido la exigencia del partido naranja y se cerrará la puerta a un gobierno de izquierdas en la Comunidad de Madrid. La discusión en la dirección de los populares es quién puede suceder a Cifuentes y comprobar que no tiene “muertos en el armario”. La vida pública se ha convertido en una actividad de alto riesgo y cualquier incidente al que en el pasado no se diera importancia ahora puede ser una auténtica bomba de relojería.

Y regreso al principio. En la guerra por desalojar al PP del gobierno de España, la batalla de Madrid es muy importante pero no la única. No se ha terminado en esta autonomía y se van a ampliar sus escenarios. También sus protagonistas. Si Cifuentes no calculó bien sus fuerzas y la de sus adversarios y enemigos políticos, quién sí tiene elementos para hacerlo y obrar en consecuencia se llama Mariano Rajoy. De ahí lo encarnizado del combate y lo malo que es para nuestro país.