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Zidane y Simeone: Ganar y no perder sin arriesgar
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Zidane y Simeone: Ganar y no perder sin arriesgar

En el Bernabeu de los ochenta mil asistentes ni el dueño del campo ni el vecino visitante supieron ganar. El de blanco quería ganar y acercarse a ese segundo puesto que ambiciona en la Liga que hace mucho tiempo dió por perdida, pero sin arriesgar a su estrella. El de rayas no quería perder para que los cuatreo puntos de ventaja se mantuvieran una semana más. Y el resultado fue otro año en el que Pérez no ha conseguido mojarle la oreja a Cerezo. Menos mal que una buena comida lo solucioina casi todo.

Lo intentaron varias veces pero la suerte fue caprichosa en dos tiros al palo por parte del Madrid y en muy buenas paradas de los dos porteros. Ni Oblack, ni Navas dejaron que los delanteros blancos y rojiblancos llevaran dentro de sus porterias más de un balón. Estuvieron más que bien, evitaron la derrota segura de sus equipos.

Ronaldo inició la fiesta y Griezman la cerró en apenas diez minutos. Cumplieron con lo que de ellos se esperaba. Luego Zidane decidió que su estrella debía descansar de cara al partido del miércoles ante la Juventus y que si el resto de la plantilla no era capaz de meter otro gol e impedir que los chicos de Simeone hicieran lo propio, pues a esperar a la siete jornadas que quedan de Liga para intentar recuperar los 4 puntos de ventaja que le sacan los colchoneros. Su suerte y futuro están en Europa. Y debe ser que los jugadores piensan lo mismo. Los cambios que hizo no sirvieron y sin Cristiano parece que el gol es una palabra maldita para los blancos.

Los atléticos sólo tienen un objetivo: quedar los segundos. Así los entiende su entrenador y así lo afirma su presidente. Una vocación de acuerdo a su presupuesto y a la maldición de los segundos, los que siempre ven una espalda delante de ellos. Pudieron ganar en el Bernabeu, pero merecieron perder por ocasiones. Al final cada uno de los actores se llevó un punto, se alejaron más del inasequible Barcelona, que amenaza con llegar al final sin haber perdido ni un partido y dejaron a los respectivos aficionados con la agridulce sensación de que los suyos pudieron alcanzar la victoria pero evitaron la derrota.

Si el Real Madrid alcanza las semifinales, que es muy posible, esperará a ver si tiene que jugarse el título y la “orejona” con el City, el Bayern o el Barcelona. Tres huesos que deberían acompañarle en ese penúltimo acto del gran futbol europeo. Y sería bueno para el terruño patrio que los dos representantes españoles dejaran al resto en la cuneta. Otra vez el todo o la nada asomando por el Bernabeu, el Nou Camp y las laureadas cabezas de Cristiano y Messi.