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La oportunista, mala y tardía defensa de España
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La oportunista, mala y tardía defensa de España

domingo 18 de febrero de 2018, 23:10h
Acaban de descubrir que en Cataluña se ataca al español. Y como son muy consecuentes no le llaman español y le llaman castellano. El oportunismo más ramplón y falso aparece en las declaraciones de todos los dirigentes políticos, en unos casos para reivindicar la libertad de elección de lengua en un territorio del estado, en otros para quedarse en medio del nuevo debate: si, pero no a la “inmersión” linguística del español en las cuatro provincias en las que se legisló multar a aquellos comercios que rotularan en español. Da una gran vergüenza comprobar como se olvidan cuarenta años de postración y abandono y unos pocos menos de dejación absoluta de los distintos gobiernos para hacer cumplir las resoluciones del Tribunal Supremo y del Tribunal Constitucional.

Si la “aparición” del castellano en la larga y deteriorada crisis catalana es otro subterfugio para desviar la atención de los ciudadanos, una nueva pieza de entretenimiento para convencer a Puigdemont y los suyos de que conviene que se “rinda” en sus aspiraciones de presidente y se forma un gobierno “constitucinal” en la Generalitat para suprimir el 155 de la vida política en ese teritorio, habrá que recordarles a todos ellos que esa batalla está perdida dentro de la gran guerra que se viene librando desde el comienzo de la Transición democrática. Y que ese conflcto tiene lugar en toda España y singularmente en aquellas zonas en las que existe una segunda lengua, como por ejemplo en Baleares y como amenaza en Asturias con el bable, en Aragón con el aragonés, y dentro de poco al paso que vamos en Extremadura con el castuero.

Si no existe el español, al que intencionadamente se cambia por el castellano, y en este territorio del sur de Europa que es la península ibérica se hablan varias lenguas - no nos olvidemos del vasco, del gallego y del portugués - estamos a un paso de no hablar de España y sí hablar de dieciocho “paises”. La desintegración comienza por el lenguaje: ya no hablamos español, hablamos castellano, vasco, gallego, catalán o bable; de ahí pasaremos a no ser españoles y a no existir España. Puede parecer una exageración pero también - recuerdo muchas de mis “peleas” en la radio - parecían una exageración mis afirmaciones acerca de la unidad de España y que sería Cataluña, por delante de la Euskadi que soportaba la violencia de ETA, la que primero se “independizaría” con una declaración en el Parlamento.

Si nos dejamos arrastrar a utilizar el nombre de castellano para sustituir al de español más pronto que tarde aquellos que sueñan, quieren y buscan trransformar España en un Reino de taifas o en un conjunto de Repúblicas federadas, lo habrán logrado. Ese es el paso más importante, el de mayor calado y profundidad. De ahí que reivindicar que se pueda enseñar y educar en “castellano” en una parte de España como Cataluña, y que no sea condición indispensable el hablar ”catalán” para ser médico en Baleares , son las dos mismas caras falsas del problema. Y en este aspecto tan culpable es Puigdemont como Francine Armengol, tan responsable el futuro gobierno de la Generalitat como el actual de las Islas. Y por encima de los dos, el gobierno de la Nación, el que tenemos y el que podamos tener en unos meses.

Durante 40 años los distintos gobiernos, los distintos líderes políticos y los diferentes partidos han hecho un gran canto a Europa y a las Comunidades autónomas. Nos han vendido de mil formas posibles las ventajas de pertenecer a la UE e incluso el euro; y por otro lado y con la misma fuerza la conveniencia de las 17 Autonomias para acercar la gobernabilidad y las decisiones al pueblo.Se olvidaron y lo siguen haciendo del elemento esencial de ese “bocadillo”, que no son los dos panes mencionados sino la parte de dentro, España.

No la España una, grande y libre de la Dictadura franquista; no la España monárquica y absolutista que se estructuró a partir de 1700. Una España democrática y elegida por todos con libertad y sabiendo que unida es más fuerte, nos protege mejor a todos, es más capaz de defender los intereses de todos, y que en un mundo tan abierto y multipolar tener la conciencia de uno mismo es la mejor forma de sobrevivir. Y si, españoles con diecisiete apellidos, el tamaño importa.