Comenzó perdiendo el Madrid, como es casi de rigor, pero esta vez pudo levantarse gracias a Bale y a Nacho, que con dos goles dejaron que su equipo se fuera al vestuario con la tímida ventaja en el marcador. Luego vino el festín por partida doble:
Volvió a marcar el jugador galés, volvió a marcar el defensa y marcó por dos veces Cristiano Ronaldo, el último con un remate de cabeza que se encontró con la bota de un defensor y le mandó al vestuario sangrando de forma abundante por el rostro. Para que la fiesta se cerrara con los mismos tantos que tiene la semana, Modric contribuyó con un soberbio y medido tiro antes de que Zidane lo cambiara por Kovacic, experto en darse carreras de cuarenta metros hasta chocar con el muro de la defensa contraria.
Muy débil el Deportivo que tuvo la desgracia de perder a Mosquera por lesión, el jugador que armaba su centro del campo. Los gallegos se fueron diluyendo como un azucarillo y los siete pudieron ser hasta ocho o nueve, que el Madrid quería complacer a la parroquia y empujó hasta el pitido final de Borbalán, el árbitro que sigue negándose a pitar un penalty a los blancos salvo que va a un jugador del equipo contrario con el balón en las manos entrando en la portería o quitándole trabajo a su portero.
Cura de gol para Cristiano y sus compañeros que puede y debería continuar esta semana ante el Leganés en el partido de Copa y antes de viajar a Valencia. Reduce su distancia de la cabeza, no para soñar con al cantar al Barcelona pero sí para disputar el segundo puesto a los rojiblancos y a los “ches”. De ellos dependen.
Mientras tanto y al igual que pasó con De Gea, parece que Kepa se quedará en el Atletic. Otro contrato que no se materializa y que deja a un portero compuesto y sin matrimonio blanco, algo que Florentino Pérez y su directiva no deberían usar.
