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El mal ejemplo francés que debe evitar la izquierda
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El mal ejemplo francés que debe evitar la izquierda

domingo 02 de julio de 2017, 23:01h

Lo que está pasando en Francia con los vencidos en las elecciones es un buen escaparte para la reflexión y las actitudes del socialismo hispano y de la izquierda patria en general. Una lección de malos comportamientos, de falta absoluta de ética, de traiciones que la practican aquellos que ponen su futuro por encima de todo lo demás. Comportamientos en los que la ideología desaparece y deja en su lugar a la más brutal, descarnada y cínica expresión del mal llamado "realismo político".

Al Partido Socialista francés, que ha pasado de gobernar a irse al furgón de cola electoral, le están abandonando por su derecha y por su izquierda. Le abandonan los perdedores que no dudan en propiciar su entierro. Primero lo hizo y por etapas el doblemente derrotado Manuela Valls, que de mostrar su apoyo a su excompañero Emmanuelle Macron durante la campaña electoral, no ha tardado mucho en darse de baja de forma definitiva. Su vencedor en las primarias del socialismo galo, Benoit Hamon, ha hecho lo mismo tras perder de forma estrepitosa en las urnas. Dice que quiere formar un nuevo grupo a la izquierda y como si fuera una contraseña de móvil o un código de carretera local, le ha puesto de nombre el M1717, Movimiento del 1 de julio de 2017.

Los dos son dos perdedores sin mucha pasión por las siglas en las que crecieron y gracias a las cuales disfrutaron del poder. Para la mayoría de los militantes del PSF son dos traidores, dos cambia-chaquetas, dos políticos sin política, dos profesionales del arribismo, sin más ideología que permanecer en la élite que gobierna el país. Una vergüenza para los franceses y para toda la socialdemocracia europea que se aleja de las victorias frente a una derecha liberal que ha impuesto su estrategia y sus valores a fuerza de crisis.

Lo más seguro es que Valls busque acomodo en los amplios brazos de Macron tras un breve periodo de "descompresión"; y que Hamon intente hacer lo mismo en los del candidato la de Francia insumisa Jean -Luc Melenchon, quien a su vez rompió con su militancia en el Partido Comunista francés para conseguir un meritorio tercer puesto en los comicios presidenciales del pasado mes de abril y que consiguió mantener en las legislativas confirmando el "sorpasso" sobre la izquierda socialista.

Se entiende la debacle del socialismo francés tras comprobar el comportamiento de los que fueron los dos líderes que lucharon primero por representarlo en las urnas y que ahora huyen como conejos asustados tras el varapalo que les han dado los ciudadanos. Si François Hollande era un pillo crecido dentro de las entrañas del PSF y muy proclive a dejarse llevar más por la entrepierna que por la cabeza, sus dos colegas son dos estupendos ejemplos de profesionales que deberían ser expulsados de la política para no volver.

Ni Valls, ni Hamon merecen otra oportunidad, no deberían volver a presentarse a ninguna elección pero lo harán, seguro que lo harán, son como los capitanes que al ver que el barco se hunde saltan los primeros a los botes salvavidas, y corren en busca de una nueva nave a la que subirse. Son burócratas del poder y su amor por el estado y el servicio a los ciudadanos está justo en la dirección contraria de sus intereses y deseos personales.

En España, sin llegar a tanto descaro, si se han dado actuaciones parecidas pero sin llegar a candidatos presidenciales. Ocurrió con la UCD que se recuerda en estos días por los 40 años de las primeras elecciones, pero en aquellos días estábamos aprendiendo a swear demócratas y funcionar a través de los partidos. Hoy esperemos que ni a Pedro Sánchez, ni a Pablo Iglesias, ni a Albert Rivera - y a todos los que les siguen - les de por imitar lo ocurrido al otro lado de los Pirineos. Dejemos que los "asesino políticos" hablen francés.