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Las ventajas 'ciudadanas' de gobernar en minoría
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Las ventajas "ciudadanas" de gobernar en minoría

domingo 04 de diciembre de 2016, 13:24h

Con el Fondo de Reserva de la Seguridad Social casi agotado tras sacar en menos de un año 19.200 millones, el Gobierno necesita con urgencia un pacto que ponga al día el histórico y devaluado Pacto de Toledo. Apenas quedan 16.000 millones de los 66.815 que hubo en 2011 y de seguir así en 2017 se quedará en cero. Fátima Báñez y Cristobal Montoro tienen que cerrar un acuerdo con el PSOE dentro del techo de gasto comprometido con Bruselas y pactado entre Mariano Rajoy y Javier Fernández, y lo tienen que hacer por encima y por debajo de Albert Rivera y Ciudadanos, que se han quedado en la orilla del camino viendo como los dos grandes les marginan.

Las cuentas de la Seguridad Social son tan solo una parte del problema. Volver a dotar al Fondo del superavit del que gozó tiene que compatibilizarse con la subida de los impuestos a las sociedades mercantiles y a determinados consumos para bajar el techo de gasto público en más de siete mil millones de euros, que es lo que nos está exigiendo de verdad la Europa de Bruselas.

Al gobernar en minoría el gobierno Rajoy no tiene más remedio que pactar las grandes medidas de la Legislatura y su pacto con Ciudadanos es insuficiente. Necesita los escaños y el apoyo de los socialistas, en una especial de " gran coalición" a la que los dos partidos se han resistido durante años y a la que ahora se Gen abocados sin nombrarla. A los dos les conviene arrinconar a sus respectivos compañeros de viaje por la izquierda y la derecha. Para PP y PSOE tanto Podemos como Ciudadanos son dos estorbos a los que hay que "atacar" ani -Risa pero sin pausa.

Estar en minoria para Rajoy es una ventaja. Las medidas que se tomen serán consensuadas con la oposición y basta con ver a Susana Díaz apuntarse como socialista la subida del salario mínimo para adres cuenta de ello. Que Iglesias y el Podemos que representa se quede fuera de los grandes paltos de Estado les hace un favor. Hay que tender oposición, pero controlada y sin que estorbe mucho.

Pasa lo mismo con los planes de Educación sometidos a revisión y las Reválidas cuestionadas en todas las autonomias, el ministro Méndez Vigo no tiene más remedio que ampliar las negociaciones y asumir que la Ley Wert es un cadaver ambulante al que conviene enterrar sin funerales por medio. De nuevo el interlocutor principal es el PSOE del presidente asturiano y Susana Díaz y no Ciudadanos y no el Podemos de Pablo Iglesias o Iñigo Errejón. Los nuevos ya sa en lo que les espera: la "vieja político" ha vuelto y añora los tranquilos esquemas de la segunda Restauración.

La lista de los acuerdos que eeperan su turno parlamentario en las manos de los dos Hernando no es may larga y sí may intensa. Fiscalidad, techo de gasto y educación ya están en marcha. Otros van a esperar a los Congreso de los partidos, con el PP abriendo la marcha en el mes de febrero. El último será el socialista, para dar tiempo a la presidente andaluza a negociar su victoria y a que los seguidores de Pedro Sánchez se bayan quedando en el camino, con el PSC de Iceta como el menor de los ejemplos. Por medio, la jaula de grillos de Podemos y sus socios, todos reivindicando el izquierdismo más radical y populista, y el diluido Ciudadanos sometido al vértigo de los espejos en los que mirarse y que se llamaron CDS, Partido Reformista y UPyD.