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El inocente y osado Gallardón

jueves 02 de octubre de 2014, 12:47h
El inocente y osado Gallardón
Un café con hielo y una manzanilla en una de las terrazas con micro clima de Rosales permiten que uno de los políticos que mejor conoce al actual y polémico ministro de Justicia le defina así: " Alberto, que es amigo, es mucho más inocente en su comportamiento político de lo que la gente cree; lo que ocurre es que al mismo tiempo es muy osado, y esa mezcla en nuestro país no es muy recomendable".

Hablamos de Alberto Ruiz Gallardón como una parte más de la situación política española en general y del gobierno y el partido que le respalda en forma de mayoría absoluta en particular. El ministro dice que tras su paso por el gobierno de Mariano Rajoy abandonará la política para dedicarse al ejercicio de la abogacía ( no le veo como fiscal de carrera, que lo es ), pero como no es la primera vez que lo dice apenas es creíble. Tiene la política en su ADN como hijo de aquel abogado que se enfrentó a Franco desde el interior del Régimen y compartió cárcel con Ramón Tamames y Enrique Múgica mientras le pasaba mensajes del conde de Barcelona al socialismo del exilio mejicano a través de Antonio García López.

Ha sido alcalde de la capital del Reino, presidente autonómico y ahora ministro. Sólo le falta para cumplir con sus ambiciones siempre declaradas ser primer ministro de Juan Carlos de Borbon, de quien se dice que convenció a Mariano Rajoy para que le pusiera en Justicia y no en Defensa, que era su inicial destino tras la victoria del PP, para que el bien relacionado y aristócrata Pedro Morenés volviera al Ministerio que ya habitó con Eduardo Serra.

Conocidas sus relaciones de "amor y odio políticos" a partes iguales con Esperanza Aguirre, en el Partido Popular le ocurre algo parecido. Se le quiere, se le teme, se le ataca y se le defiende con la misma pasión, como quedó bien demostrado en el Congreso de Valencia si tenemos en cuenta la fuerza y el tema de los aplausos con que los militantes presentes acogieron a cada uno de los líderes, incluidos José María Aznar y Rodrigo Rato. Hoy está más cerca de la vicepresidenta que de la secretaria general del PP y en la Villa y Corte gustan de colocarle como posible vicepresidente del Ejecutivo en caso de que Mariano Rajoy tirara la toalla y Soraya Sáenz de Santamaría asumiera la dirección del gobierno, algo que produce escalofríos en el seno de la derecha española y una posibilidad a la que la propia Dolores de Cospedal se encargó de dinamitar el 24 de este mes de julio cuando, ante un grupo de periodistas en Toledo, afirmó con iguales dosis de claridad y dureza que si alguien en el partido o en el gobierno creía que podía " salvarse" yendo por libre y no dando la cara, estaba muy equivocado: " si caemos, caemos todos y no se salva nadie".

Capaz de construir un discurso de estado con la misma facilidad que su abuelo, el "Tebib Arrumi" construía sus crónicas de la Guerra Civil desde el cuartel general del Generalísimo, brillante como parlamentario, duro a la hora e dirigir equipos y más preocupado por la necesidad de hacer que por los costes de las obras que emprende, creo que Ruiz Gallardón ha sido y será recordado como un gran alcalde e Madrid, capaz de cambiar su fisonomía con el enterramiento de la M-30, y capaz en su etapa como presidente de la Comunidad de derrotar por dos veces al socialismo madrileño tras una durísima moción de censura a Joaquin Leguina, y dejarle a su sucesora la mejor de las plataformas para que el PP lleve camino de gobernar la autonomía más dinámica de España durante veinte años. También es verdad que con el oscuro episodio de las dos " huidos" del PSOE por medio en 2003 que le privó a Rafael Simancas recuperar con ayuda de IU el gobierno regional,para la izquierda.

Si durante muchos años se convirtió en el " verso suelto" del centro derecha español por su facilidad para negociar con la izquierda y con los sindicatos en las condiciones más difíciles, no una imagen mucho más abierta y progresista que el resto de lidera del PP, ahora le ha ocurrido lo contrario y como ministro de Justicia ha concitado las iras de casi todo el mundo con sus reformas y sus propuestas legislativas. Casi al despedirnos hace unas semanas tras una comida a tres, invitados por un amigo común, le hice ver el enorme vaivén que se había producido en su percepción pública. Su contestación fue doble y con un punto de misterio: " queda tiempo para muchas cosas y yo antes me debía a casi dos millones de votantes, ahora me debo sólo a un voto, al de quien me ha puesto donde estoy que es Mariano Rajoy. Me debo a él y a lo que me ha encomendado que haga".