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El juego de quitar escaños

jueves 02 de octubre de 2014, 12:47h
En la Asamblea de Madrid, los cuatro partidos con representación parlamentaria han escenificado el juego político de las mentiras. En el PP que codirigen Esperanza Aguirre e Ignacio González sabían de antemano que la propuesta que lanzó hace muchos meses la "líderesa" de bajar el número de escaños del Parlamento regional a 65, en lugar de los 129 que existen ahora, era imposible, un brindis al sol, una maniobra de marketing electoral para dejar en evidencia a la izquierda de socialistas y comunistas. Sus 72 diputados,más los ocho de UPy D no llegaban a los 86 necesarios que representan los dos tercios de la Cámara y que posibilitan cambios de ese nivel. En el resto de formaciones sabían lo mismo y conocían las razones por las que la propuesta popular no iba a prosperar.
Desde la formación que dirige Rosa Díez se han permitido otro lujo más: apoyar iniciativas sin coste alguno y con el único resultado de la consolidación de su imagen como formación que alienta los cambios que desea la sociedad. Y el de que haya menos diputados, menos políticos es uno de ellos, y el más fácil de " vender" tal y como están las cosas. Su apoyo a la propuesta del PP no tenía hoy por hoy más recorrido. Dentro de dos años y con otro nivel de escaños el tema será muy diferente en cuanto a los pactos a realizar y con quien, pero las posibilidades de reducir el número de escaños seguirán siendo las mismas salvo que se cambie la norma y no sean necesarios los dos dos tercios.

La postura del PSM y de IU estaba más que cantada. Admitir esa disminución y aprobar la propuesta de los populares significaba una perdida muy importante de "puestos políticos", puestos que tras los malos resultados el 2011 no podía Tomás Gómez y los suyos permitirse. Cada puesto es un tesoro por lo menos hasta 2015, con la esperanza de que la pérdida de votos de los dos grandes partidos le afecte al PSM menos que al PP sobre todo en los Ayuntamientos, la otra gran fuente de poder y distribución de " puestos" que utilizan las formaciones políticas para " colocar" a sus dirigentes.

Si la Asamblea madrileña se quedara en 65 escaños y partiendo de los resultados de mayo del 2011, la composición partidista de la misma sería la siguiente: el PP tendría 37 diputados, el PSM 18, Izquierda Unida 6, y UPyD se quedaría con cuatro. Si ahora al Partido Popular le sobran siete para la mayoría absoluta de la que dispone, con una Cámara a la mitad le sobrarían cuatro.

Todo cambia si a los resultados de participación y votos por partidos del año 2011 le introducimos unas correcciones " prudentes" en base a los sondeos de opinión de estos meses, y con la salvedad de que los dos años que faltan para la cita con las urnas son un periodo lo suficientemente largo como para cambiar algunas de las bases demoscópicos y alterar los " resultados" que se pueden dar al día de hoy.

Pongamos como base para este " juego" de futuro que de los cuatro millones seiscientos mil madrileños con derecho a voto, la abstención sube diez puntos y llega al 45%, lo que dejaría la cifra de votantes real en poco más de dos millones y medio. Si con esta cifra vamos a los partidos y aplicamos a los dos principales una caída del 20% y a los dos siguientes una subida parecida, los populares se quedarían entre el 40 y el 45 por ciento y los socialistas entre el 15 y el 20. IU podría llegar a ese quince y estar a la par que el PSM en su parte más baja, mientras que UPyD alcanzaría el diez por ciento.

En escaños y con una Asamblea de 65 miembros el PP tendría entre 30 y 31 parlamentarios, el PSM se quedaría en 15, IU en 11 y UPyD en ocho. La pérdida de la mayoría absoluta sería un hecho y para gobernar Ignacio González o el candidato que ponga el PP al frente de su lista autonómica necesitaría los votos del grupo de Luis de Velasco. La otra alternativa sería un tripartito dado que la suma de PSM e IU sería insuficiente.

Si se mantienen los 129 escaños y se aplican los porcentajes de cambio en participación y votos por partidos que arrojan en estos momentos los sondeos de opinión, los populares perderían de igual manera la mayoría absoluta, sin que la suma de los dos partidos de izquierdas pudiera representar por sí solos una alternativa de gobierno. En todos los casos el fiel de la balanza va a pasar, salvo cambios muy importantes en los próximos 48 meses, por la formación de Rosa Díez, que a la hora de pactos y apoyos autonómicos y municipales pensará en las generales de unos pocos meses más tarde. Como juego de especulación política y futurología electoral es un buen entretenimiento y una base para la reflexión de los cuatro partidos que hoy tienen asientos en la Cámara. En 2011 hubo otras catorce formaciones que lograron en conjunto cien mil votos. En ese aspecto no parece que vaya a haber muchos cambios.