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Veinte dias que estremecieron a España
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Veinte dias que estremecieron a España

domingo 10 de septiembre de 2017, 23:52h

Este lunes, 11 de octubre de 2017, comienza de verdad la cuenta atrás para que los gobiernos de España y de Cataluña vuelven a enfrentarse por su futuro, y de paso por una buena parte del futuro de todos los ciudadanos. Mariano Rajoy no puede permitir que se celebre el Referendum que pretende Puigdemont y éste no tiene más remedio que llegar hasta el final. Uno de ellos tendrá que dejar el poder y puede que a medio plazo los dos.

Se ha pasado de la política a los tribunales y de éstos a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. No parece que nuestros dirigentes - los de todos los partidos - hayan aprendido mucho de lo acontecido en este país en el últimos 144 años, que son los que van de la primera proclamación del "Estado catalán" a hoy.

Van a ser veinte días en los que las declaraciones públicas desde la izquierda a la derecha, desde el nacionalismo más exarcebado a los defensores del centralismo más inmovilista, pondrán a España en el punto de mira de nuestros socios europeos y de los mercado financieros, justo cuando estamos creciendo por encima del 3 por ciento y logrado que nuestra maltrecha economía consiga crear puestos de trabajo. De peor condición que los que había antes de 2008, es verdad, y con grandes desconfianzas hacia su capacidad de mantenerse en el tiempo, pero mejor que mantener nos por encima del 20 por ciento en las cifras del paro.

El 7 de octubre de 1934 el director de "La Vanguardia", Agustí Calvet, hacía en apenas diez línea el mejor análisis de las palabas que desde el balcón de la Plaza de San Jaime había pronunciation Francesc Macia al proclamar, por segunda vez en tres años, el Estado Catalán dentro de la República Española. Sin querer emular a John Reed y sus "Diez días que estremecieron al mundo", el periodista puso de manifiesto algo tan claro y sencillo como enumerar las ventajas que tenía Cataluña, que había conseguido Cataluña de los gobiernos de las República por la via pacífica de la negociación y los pactos, que se acercaban e incluso superaban en realidad a lo que tenían los catalanes antes de que el primer Borbón, Felipe V, al trono y tras la renuncia del Archiduque Carlos decidiera con los secretos de Nueva Planta que ninguna región española debía tener pribvilegios sobre el resto.

Si la proclama de Macia duró 11 horas, que fueron las que tardó su gobierno de rendirse antes las tropa del general Batet, la que realizó Luis Companys el 14 de Abril de 1931 se mantuvo durante los tres días en los que se negociaron los términos del acuerdo por el que Cataluña tendría el Estatuto que aprobaran sus alcaldes y que remitiririan a las Cortes Constituyentes. Y si nos remontamos al primer intento, que es de 1873, las propuestas de García Viñas y Paul Brousse se desvanecieron en 48 horas. Queda por ver lo que pasará en el tiempo cuando finalice el 1 de octubre y sepamos lo que ha ocurrido.

Desde el regreso de la democracia a nuestros usos y costumbres en 1977, con las primeros elecciones, y en los sucesión gobiernos que han sucedido a los de Adolfo Suárez, nuestros políticos han sufrido un déficit de España. Se han preocucpado de gobernar - la mayor parte del tiempo - gracias a pactos con fuerzas nacionalistas, se han esforzado por agradar a una Europa que ponía mil y una condiciones para dejar nos entrar en su seno como miembros de plenbo derecho, y se han esforzado aún más por reivindicar las raices diferenciadoras de 17 autonomías respecto al resto. Y cuando no las había, se las han inventado.

El resultado de ese abandono del concepto de España nos ha traído a esta situación. Han estudiado poco y mal la historia y han dejado que los lazos comunes, aquellos que unen a las sociedades y los pueblos se diluyeran en esos 17 "Reinos de Taifas" que tenemos en la actualidad, con sus afanes por diferenciarse del vecino, por renunciar a la historia en común y en la que los "apellidos" catalanes, vascos, andaluces, gallegos, extremeños, asturianos o castellanos sumaban y no restaban, ayudahan y no entorpecian, se cumplementaban desde la generosidad y no conducían al egoismo y el enfrentamiento.

Creo al igual que muchos otros que la educación ha sido esencial y lo sigue siendo en el desarrollo de los países, que las generaciones se suceden y que el conocimiento compartido y plural de lo que se ha hecho y dicho ayuda a caminar juntos. Este futuro en el que ya vivimos es más complejo, más veloz, más competitivo que el pasado que queda atrás cada día. Y aquellos que lo afrontan con divisiones y rupturas pierden oportunidades que otros aprovechan.